Finalista del III Concurso Litteratura de Relato
“… en todo caso, había un solo túnel, oscuro y solitario: el mío.”
Siempre he sido un pesimista nato, o un
realista bien informado, como gustaba llamarme Pablo, mi proveedor oficial de
lienzos y pinceles varios. Realista o no, lo cierto es que creo firmemente que
a esta vida hemos venido a morir, no a vivir. Vivir ahora es simplemente un
eslogan, lo aprendí el primer día de colegio.
“… en todo caso, había un solo túnel, oscuro y solitario: el mío.”
ERNESTO SABATO
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Foto: Jorge Ulloa, spOnsOr |
Aún recuerdo el silencio que
reinaba en aquel coche verde militar que nos llevó a la iglesia de San Calixto.
A mi lado, mi hermano callaba y se miraba los zapatos, como si estuviese calculando
cuánto le iban a durar ese año. Yo, en cambio, contaba una y otra vez los
lápices de colores que me había comprado expresamente la tarde anterior,
convencido de que pronto podría canjearlos por un par de buenos bocadillos en
el recreo y así, con suerte, hacer mis dos primeros amigos en la escuela primaria
del barrio. Mi padre nos observaba tristemente desde el retrovisor. Aquel
condenado silencio nos iba a dejar sordos a todos.