Finalista del III Concurso Litteratura de Relato
El cuarto de profesores
está en la esquina del ala sur, la más luminosa. Las ventanas de un lado dan al patio de recreo y las del otro a un jardín amplio y con
árboles no muy altos, arbustos y setos formando un pequeño
laberinto, y muchas flores, ahora, en primavera. Por la mañana,
cuando Cristina abre la verja de la entrada, ya ha revisado el
edificio, levantando persianas y encendiendo luces. De vez en cuando,
cambia la manguera del jardín de sitio, para que vaya regándose
cada zona.
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Portada de El pequeño ruiseñor |
Julio encuentra el café
hecho y la mesa preparada con los dulces de horno que ella compra
antes de abrir el instituto. Se asoma a una de las ventanas del
jardín. Aún falta un rato para que empiecen a llegar los chicos.
Observa a Cristina, que mueve la boca de la manguera, quita unas
flores secas, limpia la barandilla de la rampa… No sabe estar
quieta esta mujer, piensa. Y suspira mientras la imagina en su vida
diaria, de mujer soltera, sin hijos, sola en su casita pequeña de
conserje, probablemente haciendo punto frente a un televisor siempre
encendido, con un puchero pequeño borboteando en una cocinilla
antigua de butano.