Finalista del II Concurso Litteratura de Poesía
en las yemas de mi lengua
las tripas de tu madre, Salvador.
Son sus heces claros pececillos
escurriéndose en la clara de mi boca.
Déjame inflar el globo granate,
no temas por la menstruación.
No me hagas sentir culpable, otra vez no,
no me ofrezcas tus tiernas manos infantiles
llenas de saltamontes.
La mujer gorda y fea de la esquina
está cociendo en su caldero ojos de buey,
se parece, sí, Salvador, se parece a tu madre.
las tripas de tu madre, Salvador.
Son sus heces claros pececillos
escurriéndose en la clara de mi boca.
Déjame inflar el globo granate,
no temas por la menstruación.
No me hagas sentir culpable, otra vez no,
no me ofrezcas tus tiernas manos infantiles
llenas de saltamontes.
La mujer gorda y fea de la esquina
está cociendo en su caldero ojos de buey,
se parece, sí, Salvador, se parece a tu madre.