No dejemos que muera el sol
no
dejemos que se levante con nosotros su
indiferencia cada mañana
no
dejemos morir todas las esperanzas
no
nos olvidemos de los labios que un día nos
hicieron creer en el
poder de los dioses
firmemos
en papeles de plata
desertemos
de los avisos que se quedan en la
penumbra
oremos
por las montañas
invoquemos
al astro que vive en el jardín de la
memoria
destrocemos
el tiempo de los relojes verticales
no
dejemos que muera el sol cada
mañana
y
pensemos que allí
en
alguna parte de nuestro tibio corazoncito
late
siempre una oración que no acaba de
manifestarse
porque
le duele el brillo de las estrellas.
Hermoso poema Ubaldo. Eres algo mu grande!
ResponderEliminarAna
"no nos olvidemos de los labios que un día nos hicieron creer en el poder de los dioses"
ResponderEliminarÉsta frase es muy buena, el resto algo tópico, pero bien
¡No me digas que te parecen tópicos los dos últimos versos, Anónimo!!! Un abrazo
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