Cuando
miraba los arboles cargados de durazno, entre besos y pequeños
tropiezos, te pregunté: "¿De qué estás
hecha?"
Escuchábamos a Sabina o Cerati en los bares llenos de
consejos
y
trenzábamos con rostros de lunares.De niña me hacia gato sentada en el tejado con el maracuyá rociado de azúcar, los cordones medio atados.
Dibujaba uno y mil garabatos usando los colores del
silencio,
luego los metía en sobres para
enviártelos.De niña me hacia una capa y saltaba en la terraza con las botas rosadas de caucho, las medias embarradas.
Tarareábamos el Ojalá de Silvio por las calles empañadas de ternura;
y cuando tejía atrapasueños y figuras sombrías,
escuche
una voz:
—Estoy hecha de canción y copas de aguardiente —respondió sabiamente.
Destino
I
Nuestros
caminos tomaron un atajo
para
encontrarse a la sombra de un álamo,
y
tras tus huellas pisar el césped con los pies descalzos.
II
Nuestros
sacos vaciaron un cajón para recibir la luz
a
un lado del armario,
y
durante una hora trenzarse entre viejas canciones.
III
Nuestros
corazones apostaron una partida de parqués para acercarse en la
esquina del tablero
y, al finalizar el juego, terminar cediendo con un beso.
Yaritza Nayive Ramírez |
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