Finalista del III Concurso Litteratura de Relato
* Nació en
Mar del Plata (Buenos Aires, Argentina). Se enamoró de la
literatura a la temprana edad de cinco años, nos cuenta que le daba ansiedad
saber qué decían los libros y pidió a sus padres que la enseñaran a
leer. Comenzó a escribir a los quince años, inspirada por situaciones límite como la muerte y el desamor, y descubrió que las letras no eran solo un espacio para la catarsis,
sino que era el lugar donde encontraba la libertad. Estudió Profesorado de Lengua y Literatura en el Instituto Superior de
Formación Docente de Mar del Plata, y quiere dedicarse a la
educación y la sociología para brindar al futuro una herramienta para la emancipación del ser humano: la palabra. Finalista del III Concurso Litteratura de Relato.
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Bueno,
por dónde estaba… ¡Ah, sí!, contándole sobre lo que sentí
aquella vez. Yo tenía puesta esa faldita azul, me acuerdo patente
porque la compré en la feria de diseño. La chica que me la vendió
era preciosa, no dejaba de sonreír, le juro, esa muchacha parecía
estar sumida en un verano constante e individual, cálida, sólo por
eso le compré la falda. ¡Y porque me quedaba divina, por supuesto!
¿Para qué me voy a hacer la modesta frente a usted? ¿No? Tenemos
cierta confianza, sí, sí, sí… Mi madre siempre me dijo que era
confianzuda igual, que me pasaba de rosca, como decimos allá en mi
país, yo andaba a los besos con los vecinos, el kiosquero, el
carnicero. Aah, vaya tiempos... ¡Es más!, ¿le confieso algo? Mi
mamá tenía razón, soy un poco loca, ¿no le parece a usted?
Ay…
¿Lo puedo tutear? ¡JA, JA, JA! ¡Encima de loca, atrevida! Sí, no se preocupe, las argentinas somos así, charlatanas, ya sé, usted ya me lo dij… vos, vos ya me lo dijiste: ¡Soy libre y no existe problema con ello! Está bien, es lindo que sea así, es lindo este lugar, este país, acá en Europa todo parece más elevado, las temperaturas sobre todo, en Buenos Aires los inviernos son duros, el clima helado, la pobreza te quiebra el alma y ruega un platito de sopa, el argentino es solidario, ¡eso no lo niego! Pero ¿hasta qué punto? Existe cierto morbo de poder en esa relación entre pobres y pobres, yo soy pobre pero no estoy en la calle, así que comparto lo poco que tengo con un indigente más necesitado que yo, para no sentirme tan pobre, y que el miserable no sienta tanto su pobreza. ¡Pobres! ¿Le molesta que fume? Bueno, con su permiso entonces…
Aaah,
qué rico este tabaco…¿Lo puedo tutear? ¡JA, JA, JA! ¡Encima de loca, atrevida! Sí, no se preocupe, las argentinas somos así, charlatanas, ya sé, usted ya me lo dij… vos, vos ya me lo dijiste: ¡Soy libre y no existe problema con ello! Está bien, es lindo que sea así, es lindo este lugar, este país, acá en Europa todo parece más elevado, las temperaturas sobre todo, en Buenos Aires los inviernos son duros, el clima helado, la pobreza te quiebra el alma y ruega un platito de sopa, el argentino es solidario, ¡eso no lo niego! Pero ¿hasta qué punto? Existe cierto morbo de poder en esa relación entre pobres y pobres, yo soy pobre pero no estoy en la calle, así que comparto lo poco que tengo con un indigente más necesitado que yo, para no sentirme tan pobre, y que el miserable no sienta tanto su pobreza. ¡Pobres! ¿Le molesta que fume? Bueno, con su permiso entonces…
¿A
qué iba? ¡Ah, sí! Quería contarte lo que me pasó esa vez. Estaba
muy linda vestida… ya lo dije, la mujer tan amable a la que compré
ropa de diseño, me pueden con locura esas cosas. Bueno, me decidí a
salir, hacía mucho que no salía por pereza o falta de tiempo, una
de dos. Calcé mis botitas negras, y me acomodé el cabello entre la
boina de gamuza oscura, dibujé las montañas de mis labios en
violeta opaco para afilarlos y salí a disfrutar. Me dije, esta vez
sí. No voy a actuar como una loca, no, no, hoy soy una dama, soy un
ejemplo de mujer, no debo hacer ninguna locura. ¡Hoy no! Y las
paradojas de la vida, es así, si quieres oír reír a Dios, cuéntale
tus planes. ¡Qué cierto! ¡Cuánta sabiduría tienen los refranes!
¡Ja, ja, ja! Dios mío…
¿Te
va el humo? ¿Querés que abra más la ventana? No te ofendas, hay
gente que es muy sensible, y no lo quiero incomodar ni hacer fumador
pasivo a nadie. ¡No lo pienso envenenar, no soy ese tipo de loca!
¡Ja, ja, ja!
A
veces lo tuteo y a veces no, no crea que no lo noto, es
que…ciertamente creo que hay dos partes en mí que se manifiestan
de manera intercalada, entonces a veces hay confianza suficiente y
otras una distancia respetuosa más marcada, ¿no lo siente así?...
¡Ay, disculpe! Haga tranquilo, no te quiero interrumpir.
Le
decía… ¿qué le decía? ¡Ah! De esa vez. Es que cuelgo mucho,
pienso muy rápido y demasiado, y me doy como atracones de recuerdos
que quiero liberar, para que lo sepas, para que compartamos un rato.
Bueno, ahora sí, salí de ese encierro, estaba cansada, fui hacia el
café y me senté a esperarlo, pasaron veinte minutos, así que me
pedí un cortado y una medialuna para acompañar la espera. ¿Qué
cree? ¿Vino, o no vino?
¡Ajá!
Se quedó pensando, amagó a decir que no, ¿no?... ¡Usted no se
equivocaba! No vino, no vino, nunca viene. Pero siempre espero,
espero que venga. Luego me dormí, y al despertar estaba otra vez en
la clínica. Otra vez al frío.
Disculpá,
es un tema delicado, pero necesitaba hablarlo por lo menos un poco,
así cura esto y bueno… igual ya me dijeron que no tiene cura, que
hay tratamiento, sí, pero cura no. Por ahora, yo no pierdo la fe,
no, no, nunca la pierdo, siempre espero, con paciencia, que venga,
que lo hablemos de una vez, a mí la espera me está volviendo loca.
Me hace re mal, re mal, me vuelvo loca, pienso en ese lugar frío, en
las manos enguantadas, todo se pone pálido como mi piel y el
invierno es eterno, le juro, me duele, pero no puedo dejar de pensar,
y de contar, para salvarme, para salvarle, es… es una locura, lo
sé, pero todo lo que intenté fue por amor, lo esperé eternamente,
o hasta que me interrumpieron, por amor…
Me
río porque me hace acordar de un tango de Piazzolla
que habla sobre la locura del amor, a veces siento que mi alma se
encierra en el tango y me acarician las palabras, me hacen sentir
tranquila, protegida, como una alternativa en la que él viene y se
queda por amor, donde ya no estoy sola en el café, está su voz y la
mía, y yo lo espero y viene, lo espero porque viene, usted viene y
me contesta, no me olvido, eso es lo que pasó, eso es lo que le
quería contar antes de que me pinchen, antes de dormir, le quiero
explicar qué pasó..., yo tengo fe en que me va a entender. Sea
sincero, por favor, ¿usted cree que vino?... ¿Seguro?
Aldana Sofía Cabral |
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