Lo cuento y nadie lo
cree.
Jamás pensé que iba a
quedar, porque siempre seleccionan a los que tienen algún drama de esos que conmueven,
pero resulta que yo estaba bien, de chico no me abandonaron, ni abusaron de mí, ni
soy un incomprendido hijo de famosos... ni nada.
Una vida totalmente
intrascendente y aburrida. ¿Sería por eso que quedé?
Cuando hicieron el casting
éramos como “quiticientos”. Me acuerdo que delante mío
había una chica muy rebelde y trasgresora que no paraba de mandar whatsapps. Su
cabello era oscuro, teñido de color rosa chicle, y mostraba su cuerpo totalmente tatuado.
Estaba convencida de que iba a quedar ella porque cada tatuaje reflejaba los
grandes acontecimientos mundiales.
—Boludo, soy la historia viviente —decía con cierta
soberbia. Y sí, lo tenía todo: en sus pechos turgentes los balones de oro de Messi, el Papa
Francisco en un hombro, el Che en el otro, y Obama mordiéndole la cola (así
dijo ella).
Y yo no tenía nada: ni
tatuajes, ni arito en el obligo, ni un carajo.
Me preguntaron por qué
quería estar en el Gran Hermano. Les dije: “¿Y por qué no?”. Después me preguntaron
qué iba a hacer cuando fuera famoso, y les contesté que “voy a ser yo mismo”.
Bueno, duré poco. Fui el
primero que eliminaron.
Después gané algo de plata
haciendo promociones hasta que el mundo se olvidó de mí.
Ahora que pasaron diez años de aquellos días
vertiginosos, puedo decir que estoy felizmente casado con una maestra de
escuela primaria, muy dulce y cariñosa, de cabello oscuro y con todo el cuerpo tatuado:
los balones de Messi, el Papa Francisco y Obama; pero sin un lugarcito libre
para mí.
—¿Y
yo dónde voy a estar? —le pregunté en plena luna de miel.
—Vos vas a estar en el
mejor lugar: en mi corazón —dijo—. Y siempre vas a estar ahí.
Por eso, desde entonces me
tiño el pelo de color rosa chicle y tengo un tatuaje enorme en la espalda que dice: “Gracias, Gran Hermano”.
Muy bueno! Me encantó. Grande Guillermo!
ResponderEliminarMariano Contrera
Muchas gracias de parte de Guillermo, Mariano!!!
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