Foto: Erupción del volcán de Cumbre Vieja (La Palma) |
La del profeta, profesor, la del profano,
la del artista, la de la arista, la de la forma.
Todo falso, divina gran manufactura —mente— sagrada, necesaria y provisoria. Todo cae, todo cuelga de los hilos y trepando allí las voces del poeta: nuestros versos, que juegan a pelearse con sus nombres y ruegan el elixir de los aplausos. Arriesgado el poeta que trepa, pero quédase atrapado en sus abismos, en sus palabras, en su propio techo tuerto y puede verlo y desde allí crepita, ya que la sombra
es a la luz su fuente de racimos.
¡OYE!
Traspasa las palabras, te lo pido,
en lo mudo,
en la lengua del árbol y en los mares,
en el volcán y en las alas de las aves
duerme el dulce secreto del las cosas.
27-06-2010
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