En
urnas de cristal muere:
necesita
el aire de la plaza.
Cierran sus párpados.
No
hallan pulso a los cuerpos.
No
descansa en paz la nación
acunada
en una fosa común.
Las
mejores galas no visten
un
mal entierro.
Cierran
sus párpados.
No
se pone el sol
en
los corazones.
Dadme
un motivo
y
que hablen ahora
los
desaparecidos
—de
un solo golpe—.
No
hallo el camino
perdido
en silencios;
no
quedan cenizas,
Qué
oscuro queda
este
plomo pesado
cayendo
sin pausa
como
ese párpado
que
quieren cerrar
—encerrando
la voz
de
la justicia—.
El
crimen organizado
intimida
a una frente
salada
por el pan.
Y
la fuerza centrípeta
de
la madre que sonríe,
bien
recibe a sus hijos
que
sostienen un pulso
con
el olvido: el miedo
pegado
a los huesos.
Así,
a golpe de verdades,
habla
la venda por la justicia:
el
soplo fresco de su palabra
barre
ejércitos del hambre
y
levanta un mundo nuevo.
La
belleza de una flor
se
cultiva en la plaza.
Un buen poema. Gracias por compartir.
ResponderEliminarUn abrazo
¡¡Muchas gracias a ti de parte de Raúl, Albada!!! Un fuerte abrazo
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