Foto: Edvard Munch, El grito |
Nadie
gritará por mí en esta inmensidad de cemento,
nadie
aullará mi desesperación,
porque
todo parece estar bien, o queremos creerlo.
Grito
entonces a través de las calles,
entre
las costillas del viento,
en
los rincones más apetecibles de los basurales,
en
las ventanas de los presidentes, gansters y verdugos.
Grito
saltando hacia el abismo
esta
poética de emergencia
de suicidio
de huelga de literatura.
Al final a veces la poesía es ese grito de Munch. No sé spor las calles, o ante un papel impolut que llenamos con palabras.
ResponderEliminarUn abrazo, y feliz finde
Copletamente de acuerdo, Albada: la poesía muchas veces es el tremendo grito de Munch y el amigo Marcelo, o en el caso de Ginsberg, un aullido épico. Un fuerte abrazo
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