¿Y si Dios fuera una mujer? alguno
dijo
¿Extender en una cama bajo el látigo
del amor
que rumoroso palpita en el río de la
sangre?
¿Y sus ojos cerrados, de par en par,
el jadeo que calma y cura cada una de las enfermedades?
¿Y si él es todas las mujeres repartiendo su deidad por el mundo?
¿Y sus ojos cerrados, de par en par,
el jadeo que calma y cura cada una de las enfermedades?
¿Y si él es todas las mujeres repartiendo su deidad por el mundo?
¿La facultad creadora de la especie
repetida en siete días de destrucción inagotable?
¿Y si Dios se deja fecundar por su imagen y semejanza
y su templo al fin es una cama?
¿Y si hundir el sístole y diástole del instante
en la festividad afelpada de una entrepierna
repetida en siete días de destrucción inagotable?
¿Y si Dios se deja fecundar por su imagen y semejanza
y su templo al fin es una cama?
¿Y si hundir el sístole y diástole del instante
en la festividad afelpada de una entrepierna
no es otra cosa que tocar el cielo con las manos, endiosarse un poco,
ver la cara de Dios, su cuerpo entero,
deseoso y celestial?
¿Y si adoptó esta manera de
encontrarse
para olvidar el soliloquio del espíritu
que anhela, entre otras cosas, un poco de furor todos los días, infinitas
veces
y así escapar hacia ese soplo que
gobierna la felicidad?
¿Y si Dios fuera una mujer que habita
en la locura de la ausencia,
muestra en la distancia su cuarto de perfil,
la carnada que esconde el anzuelo de la embriaguez,
el silencio de un contorno irresistible que funde realidad y contenido,
estalla ante el roce de una mano
muestra en la distancia su cuarto de perfil,
la carnada que esconde el anzuelo de la embriaguez,
el silencio de un contorno irresistible que funde realidad y contenido,
estalla ante el roce de una mano
y recuerda húmedas geometrías que el
placer destruye y construye
y calienta con volcánica alegría en abrazada obertura?
y calienta con volcánica alegría en abrazada obertura?
¿Y si Dios fuera una mujer que se puede seducir y amar?

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