Segundo Premio del IV Concurso Litteratura de Poesía
esparcidas en el suelo como metáforas del ser;
detritus vegetal de las conspicuas ciudades del
planeta
y víctimas azarosas del discurrir, cuando barren sus despojos;
huellas desconsoladas de la historia humana
desnudada por el viento.
Son las hojas viejas que tapizan de melancolía
los espacios hibernales del hombre;
en los bancos de las plazas, en los patios,
en las veredas de las casas que habitamos;
en las veredas de las casas que habitamos;
en las calles que transitan apenas los abuelos,
Sustrato de la existencia,
remedo metafísico;
aliento medieval de los juglares muertos,
y lectura obligada de los contemplativos
que las siguen ahítos de nostalgia,
temerosos de perderlas para siempre
en los desagües calle abajo.
Sin embargo, se dice que las hojas muertas,
recogidas y cosidas a mano por los editores del tiempo,
se conservan en mamotretos murmurantes del pasado
–el secreto mejor guardado en las alcaldías del mundo–,
donde poetas y filósofos transmigran en sus líneas;
mientras los amantes las hollan bajo la lluvia,
en el crepitar sordo de un amor desordenado.
Gonzalo Ríos |
* Diseñador gráfico, pintor,
poeta y narrador chileno, con estudios de Derecho y Pintura. Vive en Santiago y es padre de cinco hijos, dos
varones y tres mujeres. Ex gestor de
Programación y Continuidad en Televisión, ha publicado El misterio del
aposentador, 15 narraciones
de pintura ficción (Editorial Forja, 2015), y una novela de ciencia ficción
titulada El sollozo de la
gárgola (Editorial Forja, 2018),
entre otras producciones de carácter social y cultural. Ha obtenido el Segundo Premio del IV Concurso
Litteratura de Poesía.
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