Finalista del V Concurso Internacional “Litteratura” de Relato
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Foto: www.etsy.com (retocada por Litteratura) |
–¡Zarrapastrosos!
–nos chillan las monjas del orfanato.
Rubén
y yo cogemos a las Barbies y les dibujamos pelos en el pepe, como a
las chicas grandes. Las monjas nos dicen que tenemos que cuidarlas
porque hay muchos niños que no tienen dinero para juguetes. A Rubén
y a mí nos gustaría tener papás.
Rubén
y yo jugamos juntos, nos descojonamos de los demás niños, y las
monjas del orfanato nos dicen que nos metamos pal cuarto a pensar.
Nos metemos en el cuarto, que está oscuro, pero no nos da miedo
porque somos mayores.
–Ustedes
son unos zarrapastrosos, recen a Dios para que los perdone.
Rubén
y yo no rezamos.
En
mi segunda vida, tengo dieciséis años. Las chicas del orfanato nos
dicen a Rubén y a mí que si somos novios, que si nos besamos por
las noches. Rubén me recuerda cuando las chicas del orfanato se
meaban encima. Ahora nos escondemos en el cuarto a recitar el Padre
Nuestro.
Ya
no duermo con Rubén en la misma cama, las monjas del orfanato me
dicen que soy una señorita y que, desde que tengo la regla, no puedo
dormir con hombres. Ahora me hago chiquitita en la cama yo sola, sin
nadie. Cuando dormía con Rubén, no me ponía triste por no tener
papás.
En
mi tercera vida, tengo veintiséis años. Cuando besé a Rubén, se
asustó y se fue corriendo y se besó con Marta. Cuando nos echaron
del orfanato, yo quería irme con Rubén y que durmiera conmigo
aunque tuviera la regla, y no entendía por qué Rubén se iba con la
Marta, que se meaba encima hasta los diez años. Ahora me vestía
para su boda con un vestido sin escote, porque mis tetas eran muy
menudas. Cuando cojo el ramo de flores, sonrío y recito el Padre
Nuestro. Rubén me manda un beso volado, las monjas del orfanato me
miran y yo las escucho llamándome sinvergüenza.
En
mi cuarta vida, me da curiosidad saber si yo también me habría
reído de lo que me dijeran mis papás. Nicolás duerme a mi lado
aunque tenga la regla, y si le doy un beso no sale corriendo ni va a
besarse con la que se orinaba encima hasta los diez años, pero se
enfada si me escucha recitar el Padre Nuestro. Cuando lo conocí,
dejé de tener miedo a la oscuridad. Me casé con un vestido blanco
con escote, porque me dijo que mis tetas son bonitas. Mi hijo me
pregunta cuándo veremos a Rubén.
–Rubén
está muy ocupado con Marta, la casa y los niños, ya lo sabes.
–Es
que lo echo de menos... –responde a Nicolás.
En
mi quinta vida, tengo cuarenta y seis años. Desde que estoy sola,
Rubén me acompaña a terapia y me espera fuera. El psicólogo me
dice que mi hijo ya se puede cuidar a sí mismo, me pregunta qué
siento por Rubén. Ahora que Nicolás no está, vuelvo a recitar el
Padre Nuestro. Rubén me lleva a casa, veo a Marta y su pena por mí.
En
mi sexta vida, tengo cincuenta y seis años. Las tetas de Marta se
mantienen firmes. Recito el Padre Nuestro. Me visita Nicolás. A
veces, Marta se asoma a mi puerta con infusiones para subirme el
ánimo. Me gustaría que vinieran a verme mis papás. Cada vez que
quiero llamar a las enfermeras, recuerdo a las monjas llamándome
sinvergüenza. Sé que he acabado así por no rezar cuando tenía
seis años, por dormir con Nicolás cuando tenía la regla, por
casarme con escote. También viene Rubén a verme. Abro la mano y me
pone dentro una Barbie con los pelos del pepe dibujados con
rotulador.
Ahora
puedo descansar. Recito el Padre Nuestro.
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María Gómez García |
*
Nació en Tacoronte (Tenerife) en 2001. Es
filóloga, graduada en el Grado en Español: Lengua y Literatura por
la Universidad de La Laguna, y ha estudiado el Máster en Formación
de Profesorado. Comenzó a escribir con tan solo nueve años y ganó
un concurso literario en su pueblo. También fue
directora de la Asociación Universitaria Cipsela y publicó varios
textos, artículos y reseñas en la revista Cipselas.
Actualmente, coordina y dirige el micro abierto 7
Vidas. Es cofundadora de Aguaviva, una revista de
divulgación literaria enfocada a autores y a autoras que tengan
relación con las Islas Canarias. Tiene formación en cursos sobre
igualdad y género, literatura, cine, inteligencia emocional y
desarrollo de la autoestima. Ha publicado algunos de sus textos en
Micro Siete Vidas, una antología publicada por la
editorial cartonera La Gallofa Cartonera. Es una apasionada de Star
Wars, del chocolate con churros en Navidad y del Romanticismo
literario, toca el piano y se defiende cantando. Durante los últimos
años, han dado un giro radical las temáticas de su escritura,
siente intriga por el paso del tiempo, amor por su tierra y por sus
raíces y disfruta literaturizando sus experiencias personales con la
pretensión de emular el lenguaje oral. Finalista del V
Concurso Internacional “Litteratura” de Relato.
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