Finalista del IV Concurso Litteratura de Relato
“Bueno, la verdad es que la historia
del poeta Wieder me pareció siempre un contrapunteo de fugas, un corzo
ceniciento lleno de ramificaciones, o sea que no sé, Ulises... Eres un capo
ilustrado y tú sabes cómo son esas cosas, o por qué tipo de cielos pueden
arriesgarse a volar.”
Estamos en El Pato Loco de Aribau y Ulises pide un par ginebras para los
dos, la mía sin limón. En un rato se llenará el bar de los que vienen de la
Universitat a comer. A Emilio, el propietario, le vuelve un poco loco que se le
abarrote todo el local, pero al mismo tiempo le pone contento, Las pelas son las pelas, chaval…
De cuando en cuando, nos corona con
alguna cervecita. Ya estamos en la antesala de la primavera y el polen de los
plataneros invadirá la ciudad, y la gente ya saldrá más relajada y no con tantos
trapos encima para combatir el frío. Este diciembre fue del carajo el que se
mandó. Cuatro o cinco grados bajo cero, así que ya se pueden imaginar para los
que no somos de acá de Europa… El invierno en la isla no es un intruso
desagradable ni molesto. ¡Según se mire!
“¿En que andás, che?”
“Un ensayo de Edmund Wilson… Hacia la estación de Finlandia. Ufff, qué
cosas se aprenden de lo que hicieron esa gente, Marx y Engels y Lenin y todos
esos defensores del comunismo auténtico, porque el eurocomunismo de acá…
Ulises, qué cosas. ¿Lo conoces? Como decía el genio de Michelet, lo mejor se halla
debajo, en las oscuras profundidades.”
Emilio nos trajo las dos ginebras.
Por la puerta asomó una muchacha con una chaqueta beige y negra, llevaba dos o
tres carpetas bajo el brazo. Los espejuelos oscuros le tapaban el qué de los
ojos, pero eso a Emilio no le amilanó, así que lanzó un dardo al vacío por si
las moscas.
“Collons, fins ara no és estiu,
però se nos adelanta una mica.”
La muchacha se sonrió y se fue al
fondo del bar, no era la primera ni sería la última vez que el grande de Emilio
la recibiría con esas esgrimas. Yo la había flechado por ahí por el claustro de
la Facultad de Historia y alguna que otra vez me la tropecé en el cine de
Floridablanca, sola, siempre con algún libro de bastantes páginas, ¿estudiaba
algo de Historia frente al MACBA, o andaba moviéndose con alguna licenciatura o
doctorado?... En cuando viera despejado el cielo de buitres, Emilio seguro me allanaría
el camino.
Fueron mis amigos Alex y Sonia los
que me hablaron del autor en el local de Poblenou donde laburaban. Ahora viven
en Londres y tienen dos peques, y es posible que en noviembre nos veamos acá en
la Ciutat Condal. El pintor es Alex, pero en los últimos tiempos Sonia se ha
dejado contagiar por el gusanillo y está en sus primeros tanteos. Alex es de
Chile, la tierra de los grandes cóndores. Lo conocí en La Massana de la calle
Hospital cuando llegué a la Ciutat por allá por el 94, poco antes de la
hambruna y la desesperación que invadió a la gente por largarse del país como
fuera, a riesgo de perder la vida si se terciaba. Aquello fue de ver y no
creer. En esa pelea, en esa carrera de desesperados, perdí a un buen amigo y a
un primo por parte de madre. A Leoncia, la mamá de mi primo,
desde aquel agosto la vida le quedó mutilada. Como aquél que dice, sigue en
esta parte de la orilla, pero en realidad no se siente. Cuando le llegue el
turno a la biología natural, Leoncia ya se habrá marchado muchísimo antes. Hay
gente en mi familia que no lo sabe, pero yo lo sé. Por eso cuando la he
visitado, no le corto la palabra si se pone a contarme de mi primo Diego cuando
era un vejigo y mataperreábamos por los tanques de amoníaco en millones de
travesuras, no lejos de las torres de refracción de tiro mecánico, ahora ya
todo eso parece un museo de la orfandad.
Desde que cerraron la Ramos Latour,
que tuteló el gran ingeniero Presilla, Lengua de Pájaro se ha quedado por
debajo del nivel de la línea de flotación, como el barquito ese del puerto que
lleva una pila de años en el muelle y todavía no acaba de hundirse. Acaso se
trate de alguna señal que no terminamos de descifrar.
Repetiré un lugar común que siempre
se mantiene ahí latente, Nada ocurre porque sí, nada es casual. Ya lo
diamantizó el poeta de New Albany en Si
yo te olvidara, Jerusalem. Ninguna
estrella cae sin que nadie la mire.
“Mirá… el poeta ese es un joya
filoso, no es un boludo. Hablaba del dictador que todos llevamos dentro, pero
intentamos disimular para no parecer. ¿Me copiás? Nuestros países están
infestados, che, por boludos así. Llegan al poder y, si tenés los anteojos
opacos y no los sabés distinguir, estás perdido en llano y sos carne de cañón,
como decía Cela en su Colmena, o en alguno de sus otros libros.”
“…”
“Che, ¿te venís al Born un rato esta
noche?... Fleché una mina ahí de Psico que te morís. ¡Si la escaneás con el ojo
de los apetitos, notás que afila bien!”
Sí, me gusta el Born, quizás
tropiece por allí con la susodicha y sepa en qué anda por la Facultad frente al
MACBA, de qué se alimenta con esos libros que pueden matar a un hombre, como
verba el padre de Mayta.
No me añaden ciertas opiniones
políticas de ese escritor, según sopesemos, ciertas defensas que hace sobre la
conservadora extrema derecha me parecen ofensivas y un poco denigrantes. Ah, no
podemos negar que el tipo tiene mucho arte silogístico en impedir que se le
refute, un mago de muchísimos quilates, uffff.
Me fui en el 94 de la isla. ¿O escapaba, como tantos y tantas?... No ha cambiado mucho, se mantienen los mismos peligrosos adoctrinamientos (¡triste niñez en un sistema así!) y los mismos lemas y las mismas consignas coercitivas. ¡Hasta la victoria siempre!!!
“Mirá,
ningún país avanzá si te obligan a viajar, forzosamente, en una sola dirección,
che.” Cosecha
de mi amigo Ulises. Mi amigo Jordi piensa parecido.
El busto del poeta que cayó en Dos
Ríos está por todos lados, pero son muy contados los que conocen su obra, y los
poquísimos que lo leen me pregunto si lo entenderán. ¿Qué hubiese escrito
Wieder en los cielos del trópico de haber volado por allá? ¿Cómo se llamaría la
obra?... Hay muchas astucias manejándose desde
los Poderes de Arriba que mueven los hilos allá para impedir que la gente sepa
leer, se informe y cuestione. Eso no les conviene a las fuerzas militares que
operan, un día detrás de otro, con el cuento de que no crece el país por el
bloqueo y demás. ¿Y del bloqueo de dentro nada se dice?... Ese discurso ya hoy
por hoy no cuenta, ha perdido sustrato, como sostiene mi amigo Jordi. Quien no
piense u opine como el Estado quiere e impone y ordena, se puede meter en un
follón, y reza porque no caigas en una de las tantas cárceles que hay
diseminadas por todo el país. ¿No son demasiadas? Más de doscientas en una isla
tan pequeña, siempre me pregunté por qué tantas en una isla de no más de 1.200
kilómetros de largo. ¡Ningún país avanza en una sola dirección!, arguyen mis
amigos De Miguel y Ulises. Escuelas y Universidades es lo que hay que
construir. Construir una escuela invita al conocimiento, construir una cárcel
es una invitación al miedo.
Ulises fue y regresó de allá muy
decepcionado. Estuvo como un mes y fue a ver a mi familia de Maisí por parte de
padre. Estudió en la UBA de Buenos Aires, Sociología. Cuando se embala, hay que
escucharle las perlas que desgrana su boquita.
Ahora uno se puede sentar en el
parque del Dos sin sufrir la pesadilla de que la ropa se gangrene con el polvo
rojo, poesía mineral si se quiere. En ese mismo parque, la estrella que señala
donde se paró el guerrillero al principio del triunfo de la Revolución, y dicen
los más viejos que les habló a los lugareños.
Me hice una infusión porque me
barrenaban un poco la cabeza ciertas ideas, ¿Javert o Jean Valjean?, gran obra Los miserables del gabacho. Terminé de
leer el ensayo del peruano sobre el francés y me quedé con el alma suspendida
en varias tormentas. ¿La fábrica, la gallina de los huevos de oro, y mantener a
toda costa la Revolución o sacrificar los pulmones de muchos, de cientos y
cientos, a sabiendas de que no se salva lo que por desgracia de posibilidad
social nació perdido?... ¿A favor o en contra?
Unas pocas líneas de la ingeniera en
la postal,
“Cuídate, Ubo, y mientras puedas
mantente lo más lejos posible. Ya tú no perteneces acá.”,
y en ese acá de allá me fustigó la
conciencia durante muchas noches, y las orillas de esa conciencia reveladora de
luces y sombras, con sus pasadizos bloqueados al ojo profano, al ojo fiscalizador
de un extremo en que no se encuentran sus dos puntas.
Pii Pii Piii, un mensaje del profe
De Miguel, que mañana se inaugura una exposición del chileno en el MACBA, que
le avise si nos acercamos.
Me duché y comí algo para ir en un
rato al Born. Ulises me mensajeó que le llevara la novela de la estrella que no
cae, si la tenía. Se la pensaba regalar a la mina por su cumple. Que Ok, pero
que no se embalara, que primero respirara y después ya se vería. Y como no hay
manera de que se quede callado ni aunque le cosan la boca, me envió este veneno,
“Che, tenés que coger un poco más”.
A las once bajé y busqué en el cielo
weideriano, no vi caer a ninguna y pensé que Jerusalem, después de todo, se
lleva dentro o no se lleva, porque crecer es dudar.
Ur Olivero |
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