Ganador (ex aequo) del IV Concurso Litteratura de Poesía
¡Feliz Año Nuevo para tod@s!
Gente hormiguea en veredas
envuelta en vapor de niebla espesa.
El tendido eléctrico viborea
como eco de tormenta silenciosa
que acecha desde edificios somnolientos.
Señales del asfalto se borran,
no la acústica de los autos.
Semáforos centellean
como paraguas que abren y cierran
El bullicio de ciudad carraspea goteras
hasta adherirse al óxido de sombras
que se reflejan en vidrieras,
y horada el sonido
la metáfora del viento
en lento reloj de cigarrillo.
Calle gris
El tendido de cables sobre la calle
describe arabescos, cruces de puente,
zurcidos de zetas con haches,
el bramido del viento sobre edificios altos,
penosos, viscosos, borrosos,
prosaicos, pecaminosos,
y un paisaje como de vías de tren abandonadas.
Por esa calle sube el ojo de alfiler fotográfico,
y la acuarela de un pie que nombra
la blandura de rosa en su boca
y “el agujero en la media” de Tuñón
bajo blancas farolas.
Deshabitada esa “tristura”
ensombrece los pasos
como de pez que marchita
su
luz en cenizas.
Bulevar
Casi en un murmullo
el nublado mediodía del domingo
apura el mate bajo el rezongo
gris de la llovizna sobre la menta,
el naranjo, la tipa, y me saludan
desde el patio los gorriones.
Anoche soñé otra vez con abuela,
sentados a la mesa,
conversando de cosas
que el olvido no deforma.
El bulevar de Illía abre en abanico
pulmones de moras y jacarandás
como si un vals le titilara en las pupilas,
o como si, sumido en sueño,
anudara el cordón de sus veredas
el zapatito azul de un ángel
en el destello fugaz de cada rayo
o partitura sin aliento
del
reloj y el puente,
acortando el tiempo
para que abrace la lluvia
cualquier distancia que separe
el latido de esa luz entre sombras.
Nada me es indiferente. Atornillo a la memoria
el paciente deseo de espera
como esta larga lluvia a fin de enero
por el bulevar de Illía,
y desde el ojo vigía de mi patio,
donde el amor renace
como el vuelo de la golondrina,
y donde quiera que gotas formen ríos,
y se clausure
el marchito lenguaje de la muerte
entre flores y alas isabelinas.
Darío Oliva |
Qué decirte, poeta, que tu obra no exprese. Te admiro!
ResponderEliminarTe felicito con la alegría sincera del amigo que se enorgullece de reconocimiento merecido del amigo.
"Anoche soñé otra vez con abuela,
sentados a la mesa,
conversando de cosas
que el olvido no deforma".
Grandioso!!
Besosss
Muchas gracias, amiga
EliminarFelicitaciones Dario!!! No se como decir el gran poeta que sos!!! Abrazo
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