miércoles, 8 de octubre de 2014

Escorpio asciende......Laila Zylberberg


Bajo el cielo dormido 
en una estampida de tormentas
Llegué desprevenidamente
 
Y fui un natalicio y sin torta de cumpleaños
Ni regalos, ni acunamientos
Ni canciones festivas
Ni celebraciones amorosas
En medio de la balanza
 
Con 78 lanzas clavadas en el centro
Fantástica del paraíso 
Estalló la supernova
O puede haber sido una nova pequeñita
Apenas visible, apenas palpable
Entre tanta batalla atascada en la nuez de Adán
Bajo la sombra de una manzana llena de gusanos
Carcomiendo gritos y estridencias oculares
¿Quién puede ver una pequeña luz salida del amor?

Me vieron los mil prismas del espejo
Y vinieron las hadas silvestres
Y me bendijeron con un inmenso aguijón
Y un amor irremediable por meterme en la mierda
Veinte espejos y un fractal infinito de prismas
Me deshicieron el yo.

Fueron los mil nombres que intenté vestirme
Ellos tienen la culpa
porque viví replegada
 
A punto de estallar
A punto de deshacerme hacia dentro
Pero un día, entre vaivenes casuales
Y desgarramientos varios, sin darme cuenta
Empecé a oscilar hacia el hueco
Debo controlar todas las batallas
La puerta inevitable
La que jamás debió abrirse
Me salivó con espíritus de sirenas
Irresistibles
Ni sol ni luna, sólo un puente ascendente
Que guarda las batallas del mundo eterno
Y todas sus existencias humanas
Que agitan sus fuerzas oscuras
¡¡¡Y yo las veo!!!!
Les suplico que dejen de mirarme
Rompamos los espejos que quiero por dios caer en el vacío
¡En este instante!
-Imposible-
Laberintos hechos con materia fecal succionadora
Y esa sensación de amor infinito en cada trozo de desperdicio
Y ese terror acumulado que llora cada coágulo de la infancia
Y esa ingenuidad programada con alevosía por los astros
Millares de deseos y pulsos en ebullición
Me estiran las poesías, el barro, la danza
Y me deshago sentada en la oxitocina
Transpirando deseo por todos los poros de mi alma
Transpirando vida por cada molécula de mi piel más profunda
Lo que está por debajo y aquello que lo trasciende
Entre un lado y el otro
 
Me balanceo aturdida.

Por eso acabo mirando el agujero, ese hueco astral
De donde ya no puedo sujetarme
-y finalmente caigo-
Caigo gritando, y vuelvo a caer indefinidamente
Caigo con mis poesías, con mis sueños rotos
Caigo con mis delantales blancos,
 
Caigo con mi pequeño cuerpo de mujer
Caigo con los duendes que me chupan hacia abajo
Y pequeñas criaturas vitales que me insisten en caer
Caigo con mis recuerdos que se deshacen
Caigo con mis amnesias que se iluminan
Caigo con todas mis batallas
Caigo con mis inseguridades
Caigo con todo mi dolor
Y con el dolor de todos los hombres
Caigo con las manos vacías
Con el alma grande
Y grito de pánico y dolor
Y grito de amor y reverencia
Y lloro sin vacunas por todas las enfermedades
Y río desconsoladamente arrastrándome en las paredes del vacío
Y medito en la presencia nacida de lo muerto
Con la serpiente de dos cabezas
Que finalmente me clava su veneno
Y bebo medicina
Vorazmente con los colmillos afilados
Y las alas salientes
Caigo hacia la muerte
Caigo hacia el dolor
Magnifica instancia en donde todos somos iguales
Dentro de mi cuerpo se caen las batallas
Y detrás de las alas, la sombra ojerosa del ser oscuro
Y caigo encarnando los roles mas audaces
 
Y los temores jamás vencidos
Y me atrevo a esta intensidad
A esta magna presencia de la vida que me late
Y me hundo en unas partículas
 
De formaciones seminales
Y dentro del esperma, entro en un inmenso ovulo
Y desde el nido primigenio
Abro los ojos, nuevamente
Y comprendo las letras del cántico sagrado
Que me llaman con la ferocidad de una tormenta
Mientras van humedeciendo la tierra de un día dormido
Y ellas me acunan
fuera de los espejos demenciales
 
las voces me hacen cosquillas y me cantan
finalmente me cantan :

YO SOY HIJA DEL AMOR.

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