lunes, 30 de junio de 2014

Manifiesto de intelectuales españoles por la III República

Foto: Manifestación por la III República en Madrid
Han transcurrido treinta y seis años desde que se instauró en España la democracia con una monarquía constitucional como forma de Estado, con un Rey impuesto por el dictador y nunca sujeto a un referéndum de la ciudadanía. Éste fue el principal precio que se pagó en el proceso de Transición de la dictadura a la democracia, al no tener lugar la ruptura democrática y articularse una reforma pactada, bajo la presión ejercida por el Ejército surgido del golpe de Estado de 1936 contra la II República, los poderes económicos y la larga mano de los EE.UU.
         La instauración de esta forma de la Monarquía de Juan Carlos de Borbón fue acompañada, además, por la introducción en la Constitución de 1978 de toda una serie de preceptos que configuran a dicha institución con perfiles claramente antidemocráticos. La clave de bóveda de esta grave contradicción constitucional radica en que el artículo 1.2 proclama que “la soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado”, y por otro lado el artículo 56, apartado 3, establece que “la persona del Rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad”. Flagrante vulneración del principio de igualdad entre todos los españoles que proclama la misma Constitución.
         Treinta y cinco años después de aprobada la Constitución que ha regido desde entonces la vida de nuestra sociedad, tenemos la firme convicción de que ha llegado el momento de poner fin a tamaña anomalía. Es evidente que los escándalos de todo orden que han salpicado últimamente a la Casa Real han contribuido a acrecentar la desafección entre la ciudadanía hacia la persona del rey y su familia. Para nosotros, no es una cuestión de personas, sino de la institución monárquica en sí, a la que consideramos obsoleta, anacrónica y contraria a los principios de la democracia, conforme a la cual todos los que nos representan han de ser libremente elegidos por el pueblo, incluido el jefe del Estado.
         La profunda crisis que vive hoy nuestro país -no sólo económica, sino también política y moral- recuerda, salvando las distancias temporales que nos separan de aquel periodo histórico, la vivida en las postrimerías de la dictadura de Primo de Rivera, que desembocó en el advenimiento de la II República. La Agrupación al Servicio de la República lanzaba entonces un llamamiento a favor de la instauración en España de un régimen republicano. “La Monarquía de Sagunto” -decía ese llamamiento- “ha de ser sustituida por una República.” Pero, dado que la Monarquía no iba a ceder “tan galantemente”, y el paso a un sistema de poder público sólo se rendiría “ante una formidable presión de la opinión pública”, era urgentísimo organizar esa presión, haciendo que “sobre el capricho monárquico” pesase “con suma energía la voluntad republicana de nuestro pueblo”. La Monarquía de hoy, surgida por imposición de un régimen dictatorial y perpetuada por los pactos concertados por los partidos de izquierda con la derecha postfranquista, tampoco es representativa de esa voluntad.
         El Manifiesto de febrero de 1931 se proponía movilizar a la ciudadanía para que formara “un copioso contingente de propagandistas y defensores de la República española”. Sus autores llamaban a “todo el profesorado y magisterio, a los escritores y artistas, a los médicos, a los ingenieros, arquitectos y técnicos de toda clase, a los abogados, notarios y demás hombres de ley”. También se refería muy especialmente a la necesidad de contar con “la colaboración de la juventud”, respecto de la cual se expresaban así: “Tratándose de decidir el futuro de España es imprescindible la presencia activa y sincera de una generación en cuya sangre fermente la sustancia del porvenir”.
         Lo mismo que ayer, nuestro llamamiento va también dirigido hoy a los intelectuales -escritores, periodistas, artistas-, a los que desempeñan tareas docentes desde la escuela primaria a la Universidad, a los que ejercen profesiones liberales -médicos, ingenieros, arquitectos, abogados-, a los integrantes de la decisiva comunidad científica, a los que ocupan cargos en la función pública, y, por supuesto, a la clase trabajadora, que fue y sigue siendo la que más soporta el peso de las injusticias y desigualdades del salvaje capitalismo neoliberal. Y, de manera muy particular, a las generaciones jóvenes que no participaron en la discusión y aceptación de la Constitución de 1978, pero cuyas consecuencias padecen como el resto de la sociedad. Porque nosotros también insistimos en que su savia nutra el futuro.
         Ha llegado el momento de que los españoles decidamos en plena libertad el régimen que deseamos para España. Por ello, pedimos la convocatoria de un referéndum, en el que se tenga la posibilidad de elegir libremente entre Monarquía o República. En el caso de triunfar esta última opción, se abriría un periodo de Cortes Constituyentes, en el que se elaboraría una nueva Constitución y se procedería después a la convocatoria de elecciones para la formación de un nuevo Parlamento como representante de la soberanía popular. La Constitución que se adopte debería prever las modalidades de elección del Presidente de la República del nuevo Estado, que adoptaría la forma de República federal.
         El nuevo Estado no sería aconfesional, como lo es el actual, conforme a la Constitución de 1978, cuyo artículo 16, apartado 3, dice que “ninguna confesión tendrá carácter estatal”, sino laico, como estipulaba el artículo 3 de la Constitución de 1931: “El Estado español no tiene religión oficial”. En él se fomentarán y divulgarán desde la escuela primaria los valores laicos y republicanos.
         Desde el final de la Guerra Civil hasta hoy la consigna más falaz esgrimida por los vencedores del conflicto no ha sido otra que repetir machaconamente que tanto la I República, la de 1873, como la II, la de 1931, constituyeron un fracaso que condujo a España a la ingobernabilidad provocada por el desorden. Quienes aún hoy se permiten formular esta opinión o bien tergiversan deliberadamente el significado de las dos experiencias republicanas o son víctimas del lavado de cerebro que desde hace más de dos siglos (1789, Revolución Francesa) han venido persiguiendo los monárquicos volcados en impedir por todos los medios, incluidos los golpes de Estado de los generales Pavía y Franco, la modernización social y cultural que acarrearon las dos experiencias republicanas, la II en particular.
         La III República ha de ser la obra de todos los españoles, hombres y mujeres, en un esfuerzo común por dotar a nuestro país de un Estado que esté en consonancia con nuestro tiempo. Una de las mayores preocupaciones de los hombres y mujeres de la II República fue la moralización de las instituciones y de la vida pública degradadas por un sistema, también bipartidista, que desembocó en la primera dictadura militar del siglo XX amparada por el monarca Alfonso XIII. Obviamente, entre las tareas primordiales del nuevo régimen republicano figurará el objetivo de apostar por la igualdad social. También la consecución de un moderno Estado de Bienestar asentado en una fiscalidad progresiva más justa cuyas conquistas sociales hagan pasar a la historia las hasta ahora conseguidas.
         La III República no es una quimera, no es una utopía. Es una urgente necesidad de regeneración democrática. Y puede ser una realidad, si todos nos unimos y luchamos juntos por conseguirlo. Sin olvidar las experiencias republicanas del pasado, la III República ha de mirar hacia el futuro.
Firmantes

José Luis Abellán
Filósofo y escritor, catedrático emérito de la Universidad Complutense de Madrid, ex miembro del Consejo Ejecutivo de la UNESCO, ex Presidente del Ateneo de Madrid

Laura Alfonseca Giner de los Ríos
Investigadora en Historia

Pilar Altamira
Escritora, bióloga, responsable del Legado Rafael Altamira

Marcos Ana
Poeta

José Caballero Bonald
Escritor, Premio Biblioteca Breve, Premio Cervantes

Mercedes M. Arancibia
Periodista, co-directora de Crónica Popular

Amparo Climent
Actriz, dramaturga y artista plástica, Medalla de Oro de Real Círculo Artístico de Barcelona

Lorenzo Contreras
Periodista, cronista político

Julio Diamante Stihl
Director cinematográfico y teatral, escritor, premio de Cultura-Cine y Audiovisual de la Junta de Andalucía

Antonio Ferres
Escritor, Premio Sésamo y Premio Ciudad de Barcelona

Josep Fontana
Historiador, catedrático emérito de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona

Joan Garcés
Politólogo, Premio Nobel alternativo (Rightlivelihood Foundation), ex investigador de la Fondation Nationale des Sciences Politiques de París

Juan Genovés
Pintor y artista gráfico, Premio Nacional de Artes Plásticas de España, Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes

Belén Gopegui
Escritora, Premio Tigre Juan e Iberoamericano Santiago del Nuevo Extremo

Juan Antonio Hormigón
Escritor, director de teatro, ex catedrático de Dirección de Escena de la RESAD

Carlos Jiménez Villarejo
Jurista, ex Fiscal Anticorrupción

Salvador López Arnal
Profesor, colaborador de El Viejo Topo y de Rebelión

Armando López Salinas
Escritor, finalista del Premio Nadal

Gloria Llorca Blasco-Ibáñez
Miembro del Patronato de la Fundación Centro de Estudios Vicente Blasco-Ibáñez de Valencia

María Rosa de Madariaga Álvarez-Prida
Historiadora, ex funcionaria de la UNESCO, miembro del Consejo de Redacción y coordinadora del Consejo Editorial de Crónica Popular

Fernando Marín
Actor y director, primer Secretario General de la Unión de Actores, miembro fundador de AISGE (Actores, Intérpretes, Sociedad de Gestión de España)

Carmen Negrín
Ex funcionaria de la UNESCO, Presidenta de Honor de la Fundación Juan Negrín

Mirta Núñez Díaz-Balart
Historiadora, Directora de la Cátedra “Memoria Histórica del siglo XX”, de la UCM, miembro del Consejo Editorial de Crónica Popular

Luis Otero Fernández
Fundador de la Unión Militar Democrática (UMD) y Presidente del Foro Milicia y Democracia (FMD)

Carlos París († 31 de enero de 2014)
Filósofo y escritor, catedrático emérito de la Universidad Autónoma de Madrid, Presidente del Ateneo de Madrid

Gonzalo Puente Ojea
Embajador de España retirado, escritor

Ignacio Ramonet
Periodista y escritor, director de Le Monde Diplomatique en español

Rosa Regàs
Escritora, Premio Planeta, Premio Biblioteca Breve, ex Directora de la Biblioteca Nacional

Fernando Reinlein
Miembro de la Unión Militar Democrática (UMD) y vocal de la Junta Directiva del Foro Milicia y Democracia (FMD), periodista

Miguel Riera
Editor, director de El Viejo Topo

Julio Rodríguez Puértolas
Catedrático emérito de Literatura de la Universidad Autónoma de Madrid

Isaac Rosa
Escritor, Premio Rómulo Gallegos y Premio Fundación José Manuel Lara

David Ruiz
Historiador, catedrático emérito de la Universidad de Oviedo

Nicolás Sánchez-Albornoz
Historiador, catedrático de la Universidad de Nueva York, ex Director del Instituto Cervantes

Juan Trías Vejarano
Catedrático emérito de historia de las ideas políticas, Universidad Complutense de Madrid, miembro del consejo editorial de Crónica Popular

Rodrigo Vázquez de Prada y Grande
Periodista, co-director de Crónica Popular

Ángel Viñas
Economista, historiador, catedrático de la Universidad Complutense de Madrid,
ex Embajador de la UE ante las Naciones Unidas, en Nueva York


Miguel de Unamuno Adarraga
Arquitecto y profesor

José Daniel Lacalle Sousa
Ingeniero aeronáutico y sociólogo

Teresa de Unamuno Adarraga
Jubilada

Matías Escalera Cordero
Escritor y profesor

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...