Carpe diem
HORACIO,
Odas (I,11,8)
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Foto: www.barcelonatour.es |
Recoge sus
cosas y se dirige al VIPs. No se puede ir a casa sin seguir pensando en alguna
presa. Ay, el tiempo que nunca llega… Elige una mesa estratégicamente situada y
despliega su portátil a modo de arbusto de camuflaje militar. La excusa del
trabajo universitario de sociología siempre será buena. Esperará todo el tiempo
que haga falta, todos los cambios de luz que pasen por la ventana, todos los
clientes que consuman sus cervezas, sus cocacolas, sus whiskies y su
tiempo. Paciencia y discreción, el secreto del buen mirón sociológico que no
hace daño a nadie, cuyo único fin es observar y extraer la belleza de lo
cotidiano.
Aparece
un grupo de adolescentes. Aprendió a no alterarse en su puesto. Ya conoce todos
sus perfiles. Siempre hay una líder. En este caso, una joven de pelo negro,
maquillaje oscuro en sus ojos, uñas moradas, pulseras. Es la social del grupo,
la capitana que dirige el Titanic del cotilleo de sus días. Las críticas, las
risas y los comentarios están servidos. Los pitidos de los móviles también, los
desprecios y las muecas. Momento especial cuando critican a la cantante
Soraya... ¡Uffffff! Entonces la jefa se queda en silencio, escucha a las demás
para luego procesar sus pensamientos y obrar con maestría. Es el momento
(sociológico) de sacar la grabadora. Rec-play. Escucha, se toca el pelo, mira a
todas partes, es lista, más madura de lo que le tocaría ser, y débil,
increíblemente débil, ahí reside la belleza de este día, en imaginarla
llorando, derrotada, angustiada, después de haber mostrado tanta fuerza, por
cualquier absurdo y tonto motivo, la sonrisa rota, el maquillaje desinflado de
sus ojos, la tinta negra de estas palabras... Momento captado. Off.
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