jueves, 11 de septiembre de 2025

Otra oportunidad......Patricia Collazo González*

Finalista del V Concurso Internacional Litteratura de Relato  

Foto: A Pelo! Asociación de Apoyo a Pelonas y Pelones

Ya nada sería igual. Aunque el pelo volviese a crecer y la gente dejara de mirarla con pena, ya nada sería como entonces, se dijo María, observando el tráfico desde la ventana del hospital. El paraguas amarillo que cruzaba de acera luchando contra el viento había ganado la batalla.

         Nunca antes había reparado en la forma en que los focos de los coches se reflejan en el agua de lluvia. Ni en el modo en que ese reflejo se rompe y se vuelve a rearmar cuando unos neumáticos le pasan por encima, explotando en una lluvia de gotas.
         En tantas cosas no había reparado. En que a su hijo pequeño le estaba creciendo uno de los premolares encimado sobre otro diente. Lo había visto la noche anterior a ser ingresada. En plena guerra de cosquillas sobre el sofá, Ricardito había abierto la boca en una carcajada enorme cuando ella y Belén se habían confabulado para tenderle una emboscada.
         Tampoco había reparado en que su hija mayor era casi una mujer. Con esa mirada de niña camuflada en la seguridad con que le había dicho que no se preocupara, que cuidaría de Ricardito durante su ausencia. Que estarían bien, pero que regresara pronto.
         Ya nada sería igual cuando volviera a casa. Porque los niños estarían más altos, las cortinas un poco más sucias, y el balcón algo descuidado, pero a ella ya no le importaría. Si algo había aprendido de todo esto era a darle a las cosas la importancia que realmente tenían. 
         —¡Hola, mamá! Ayer te compré manzanas en el mercado —Belén acababa de entrar en la habitación con las manos cargadas de bolsas y esa sonrisa extraña con que intentaba hacerse de cuenta que todo estaba bien.
        —¿Qué haces tú aquí tan temprano? Si hace poco que ha amanecido... —regañó ella, echando una última mirada a los faros de los coches.
           —¡Es sábado, mami! Nos tocaba con papá… Ricardito se fue ayer a la noche, pero yo lo convencí para que me dejara venir hoy a hacerte compañía todo el día. Además de las manzanas, te traído las fotos que me pediste, dos pelis, el portátil con la temporada entera de…
          María la escuchaba hablar sin respiro. Iba sacando cosas de las bolsas y las acomodaba sobre la cama vecina a la suya, que llevaba vacía varios días.
          —Belén… ¡Belén! —alzó la voz para interrumpir la verborrea imparable de su hija.
          Belén dio un respingo y la miró preocupada.
          —¿Estás bien, mamá?
        María le sonrió palmeando la cama junto al sitio en que se había sentado. Belén se acercó y se sentó, repentinamente silenciosa.
          —Gracias, pero no hacía falta que lo hicieras…
          —Pero si son apenas unas manzanas y un par de revistas que me manda la tía…
          —Sabes que no me refiero a eso.
         Belén agachó la cabeza mientras su madre le quitaba el pañuelo que la cubría. Sus pies colgaban de la cama alta del hospital, como si fuera otra vez la niña de coletas y rodillas raspadas que había sido hasta hacía poco tiempo. María le acarició la cabeza suave antes de abrazarla como no lo había hecho desde que le faltaba el pecho izquierdo. Desde entonces, había evitado el contacto físico cercano con otras personas, incluso con sus hijos. No quería impresionarlos. Pero en ese momento entendió que había sido una tontería. Belén acababa de darle una lección más que sumar a todas las que había recibido durante los últimos días.
          Se quitó el pañuelo que le cubría la cabeza y lo depositó sobre el que había traído su hija. 
          —No llores, mami…
          —¿Cómo no voy a llorar si me haces tan feliz?
       Belén y María rieron abrazadas, y después decidieron que era buen momento para empezar a ver la segunda temporada de aquella serie que habían empezado a ver juntas en el hospital.
        María pensó que era la primera vez en años que pasaba tanto tiempo con su hija. Que cuando regresara, llevaría a Ricardito al dentista para que le revisaran ese premolar. Que Belén estaba tan guapa sin pelo como con él. Pero que tenía que ver cómo le crecería hasta llegar muy por debajo de los hombros. Como le había ido creciendo cuando era bebé.
          —Así naciste, completamente calva —comentó mientras su hija encendía el portátil.
         Belén se giró para sonreírle, y entonces confirmó eso que estaba pensando al observar los focos de los coches sobre el asfalto. Ya nada sería igual. El aire de la mañana ya nunca olería rancio y el despertador dejaría de ser un enemigo odioso. No volvería a llegar al trabajo enfurruñada y beligerante. Olvidaría todas las conjugaciones del verbo protestar. Ya nada sería igual, se repitió para no olvidarlo cuando las molestias, la debilidad o el pesimismo la embargaran.
          En la pantalla apareció la primera escena congelada. 
          —¿Lista? —preguntó Belén, mientras se sentaba y le tomaba una mano.
          —Completamente —aseguró María. 
          Y Belén apretó el Play.


Patricia Collazo González

* Nació en Argentina en 1967 y reside en Alcobendas (Madrid) desde 2001. Profesionalmente, se dedica a la informática. Sin embargo, es escritora desde que recuerda. Nos cuenta que sabe que empezó a escribir aún antes de aprender a coger un lápiz. También sabe que ha sido siempre sinestésica, aunque no fuera consciente de que su forma de ver las palabras era singular y llevaba este nombre hasta que alcanzó la edad adulta. Ganadora de varios premios literarios en distintos géneros, que incluyen el relato y el microrrelato ―siete veces finalista anual del prestigioso Relatos en Cadena (ReC), de la Cadena Ser, que ganó en 2022-23―, ha publicado en diversas antologías. Su primer libro de cuentos fue Intermediarios abstenerse (Buenos Aires, 1997). En 2019, la editorial Platero Coolbooks publicó su libro Sinestesia general, una colección poco caprichosa de microrrelatos que se articulan alrededor de su visión caprichosa del mundo, y en 2024 su primera novela, En abril especialmente. En la actualidad, sigue poniendo más y más letras en pie desde su página web laletradepie.com. Finalista del V Concurso Internacional “Litteratura” de Relato.

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