domingo, 2 de marzo de 2014

Los increíbles hombres colgantes......Marcos Vasconcellos

Foto: www.laborisucorda.it
Se los podía encontrar en cualquier ventana de las tres habitaciones de su casa. Los hombres colgantes trabajaban durante todo el día para arreglar y pintar la fachada de su edificio. Cada día se acercaban más a su vivienda, hasta tal punto que sabía que a aquel operario que se llamaba Arnaldo le gustaba el café con leche con dos terrones de azúcar y que nunca iba a desperdiciar una galleta de mantequilla de la caja azul. “Sí, Arnaldo, de la caja azul. Sírvete tú, solo tienes que alcanzarla estirando el brazo por la reja de la cocina.”
         Una tarde llegó cansado del trabajo, tiró la cartera y la americana en cualquier sitio y, cuando se iba a desplomar sobre el sofá, vio que allí estaba Arnaldo, descansando como si fuera lo más normal del mundo. “Buenas, jefe, ¿cómo ha ido el día?”
         Sorprendido y cabreado, gesticulando con las manos…, cuando estaba a punto de lanzarse contra aquel hombre, le miró fijamente a los ojos... y se sentó despacio en su butaca de lectura.
         Empezó a contarle su día de duro trabajo en la oficina, charlaron sobre algo banal que emitía la televisión y llegaron a un acuerdo sobre qué cenar aquella noche. Después de la cena aquel tipo, el increíble hombre colgante, salió por donde había entrado y nunca más se volvieron a ver.

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