miércoles, 2 de abril de 2025

Esta hermosa tierra herida......Daniel Frini*

Finalista del V Concurso Internacional Litteratura de Poesía 

Foto: www.recreoviral.com

Mi abuelo José

             (los dos abuelos se llamaban José
             y las dos abuelas, Ana;
             pero hablo del José que vino desde Italia
             con su padre
             a los seis),
mi abuelo José, digo,
era una fiesta de ojos cálidos,
una plaza de sonrisas,
un país de ternuras y caricias y cariños.

Jamás lo oí insultar.
No digo que nunca lo haya hecho
             (la vida es la vida y, a veces, se merece un
 insulto exquisito). 
Entonces, aquel día.

Mi abuelo José
era
la patria que anhela cada niño,
la casita del árbol, las historias queridas,
un viento de alegrías, de sonrisas,
de acordeona y música y cantar a los gritos.

Los pongo al tanto: apenas llegaron al país
su padre fue a buscar trabajo allá en la pampa gringa. Salió a laborar
de lo que fuera,
y dejó a su hijo al cuidado de otro tano y su esposa.
Pasaba meses sin volver de visita.
Les recuerdo, seis años.
Ahora, escuchen:
Lo hacían dormir en el galpón, con los perros
             (imagino
             el calor de febrero, las heladas de agosto
y los cuzquitos abrazando a José niño).
Una vez le dieron de comer, en el almuerzo, un coppa di testa, recuerdo de la última carneada,
en un panino.
Pero él, seis años, vio que el sándwich se movía.
Había gusanos en el embutido.

Pasó la vida.
Entonces, aquel día.

Mi abuelo José
era la risa hecha hombre,
la dulzura hecha gringo.
Sus brazos, dorados de sol
y agrietados de frio,
sabían de abrazos y de amor y de caminos.

Era el día de los muertos, y fuimos de visita al cementerio.
Mi abuelo José me llevaba de la mano,
saludando
a los seres queridos que se habían ido.
Entonces vio la tumba de aquel gringo.
Le vino como un fuego
             (lo noté por el leve cambio en el apretón de mi mano),
«Se murió el muy hijo de puta», dijo.

Así descubrí que mi abuelo insultaba.
Y está bien.
La bronca de un tanito de seis años estallaba
con su nieto de la mano
en una visita a los queridos seres
que se habían ido.

Supongo yo que a los ángeles
uno que otro insulto
les está permitido.


Daniel Frini
Nació en Berrotarán (Argentina) en 1963. Es ingeniero, escritor, artista visual y Magister Internacional en Literatura y Escritura Creativa. Ha publicado en varias revistas virtuales y en papel, en blogs y en antologías de varios países, y ha sido traducido a diversos idiomas. Ha publicado los libros Poemas de Adriana (2000-17, Ediciones Artilugios-Eppursimuove Eds.), Manual de autoayuda para fantasmas (2015, Editorial Micrópolis), El Diluvio Universal y otros efectos especiales (Eppursimuove Eds., 2016), Nueve hombres que murieron en Borneo (Eds. Artilugios, 2018) y La vida sexual de las arañas pollito (Color Ciego Eds., 2019). Ha obtenido numerosos reconocimientos, los últimos, los primeros premios del III Concurso de Microrrelato Ilustrado de la Universidad de Jaén (2019) y del I Concurso Internacional de Minificción IER/UNAM (Instituto de Energías Renovables de la Universidad Nacional Autónoma de México, 2020). Finalista del V Concurso Internacional “Litteratura” de Poesía.

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