Finalista del V Concurso Internacional “Litteratura” de Poesía
el ruido de la nieve cayendo levemente sobre el universo y cayendo levemente
también, como el descenso de su final postrero, sobre los vivos y los muertos.
JAMES JOYCE, Los muertos (“Dublineses”)
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Foto: Padre sostiene a Jomaa, de 20 días, muerto de frío (Gaza, AP) |
cerraron.
Cansado,
sin tu risa, sin una mirada tuya, me siento en el ocaso de la vida,
no estás y en mi pluma no caben más recuerdos.
Cómo mirabas las nubes, adonde decías que van
las almas de los muertos,
incluso la vieja señora ha acabado con la belleza de
tus labios,
aquellos labios que miraban los niños.
Después la risa se convirtió en pena,
tristeza larga y devota de silencios.
Es tan raro vivir, tan extraño morir.
Preguntad a los muertos si no quisieran volver a ver las estrellas junto al ser amado,
como las ganas de esperar disciplinadamente la muerte,
acabar en el basurero de la historia,
eso que me estremece como el frío de enero.
La noche cae en silencio, como la nieve,
recuerdo tu mano saliendo por la ventanilla del tren,
pintando la felicidad en el aire,
ahora vago por una ciudad gris que me esquiva,
la estatua de la plaza se te parece,
escucho la sonoridad de tu risa en el recuerdo,
no estás y en mi pluma no caben más nostalgias.
La noche llega para mí,
todo surge de tu risa,
poemas de amor en verso que se fueron,
esos besos olvidados
ya se marcharon, huyeron,
me quedé sin tu aliento.
Volver a ver tus ojos que hacen daño
—ojos verdes como hierba cortada—,
como la vida, como el amor,
como los niños que no saben que el horizonte es el final,
como los viejos que quieren volver al principio de su vida,
como tantas y tantas historias de personas que ya no están,
porque seguirá nevando sobre los vivos y los muertos
mientras los pájaros vuelan en el horizonte.
Miraré la belleza de su vuelo,
eso que nos permite seguir vivos...
Soy viejo, pero quiero seguir contemplando este mundo tan bello,
que sin embargo, permite daños colaterales, guerras con niñas muertas,
tronchadas en brazos de adultos que miran indignados al cámara.
*
Nació hace 62 años y reside en Torrejón de Ardoz (Madrid). Trabaja como
profesor de Filosofía de enseñanza secundaria en la Comunidad de
Madrid. En 2004, publicó el ensayo “Heidegger y la Poesía como manifestación de la Verdad” en A Parte Rei. Revista de Filosofía nº 34. Obtuvo un accésit en el III Certamen de Relatos Breves y Poesía "Integra2", de la Fundación Integración y Solidaridad (FINSOL, 2024). Finalista del V Concurso Internacional “Litteratura” de Poesía.
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