martes, 24 de diciembre de 2024

Romance del Antropoceno o La rebelión de las palabras: José Luis Macías Rico*

Tercer Premio (ex aequo) del V Concurso Internacional Litteratura de Poesía 
¡Felices Fiestas del Solsticio de Invierno para tod@s!

Foto: Francis Meslet, La librería sumergida
                                               1

Despierta, genio,
que frotan la lámpara.
Es urgente, afuera hay quien te necesita.


                                               2

Afila bien el hacha con la piedra de amolar,
mi fiel verdugo. Quiero un solo golpe.
Y cuida que mi cabeza caiga dentro de la cesta,
no me gustaría verme rodando por ahí
sin poder pensar, como una pelota vieja.


                                              3

                Romance del Antropoceno

Solas llegan las palabras     de todas partes del ordo.
Extraños palabreríos     de olivos, cercas y sotos
que, conversados al pairo,     se mascan entre unos y otros.
Palabras y arenas sueñan     ríos de oleajes rojos.
Son arenales de antorchas     y cuerpos de limo sordo
que saltan contra las sangres,     ascienden hasta los ojos
y vagan por las cañadas,    razones, suertes y enojos.
Son mentiras, son verdades,    hambrientas de cuerpos sólidos.

Las arenas son palabras    que fluyen hasta los fiordos
huecos del conocimiento    sin saber si son estorbos.
Cascanueces, matasuegras,    cascabeles, linos, crótalos,
en largos ictus de músicas    y tules de vuelos rotos.

Todas las olas restallan     cristales de plumas y oros
que vuelan cual mariposas,     palabras de vuelos tordos.
Ríos negros, blancas fuentes,     millones de ayes y lloros
en un gineceo infértil,     mullido chaise longue de locos.

Locas las olas y arenas     a la playa de los tontos,
rosarios de tonterías     con hebras de aciertos crónicos.
Arenales palabrescos,     huertos de grama y escombros.
Desiertos de huellas secas,     solar de cardos y abrojos
donde los descolocados     vagando errantes van solos
y a las mariposas tristes     les crecen cuernos de toro.

Sembrados de inteligencias     que esperan mustias el orto
para brotar esperanzas     que lluevan en los rastrojos,
encuentran la amanecida     ahíta de troles y horcos,
y estiércol de los desahucios,     que son su mejor abono.

Vuelve a mí, conocimiento,     driza de un látigo incógnito,
pues naceré yerbas y aguas     para inventar este otoño.
Contigo implaré una esfinge     de papiros y de lotos
y de hileras de campánulas     en campos de trigo y sorgo.
¿Contigo qué haré? Contigo,     aquel oasis fructuoso
que enciende los pensamientos     y atesora los rescoldos.
Vendimiaremos las uvas     del no saber, y no todo,
cuando el sol de los septiembres     llore en sus claros boscosos.

Vieja yola a la deriva     de este pensar proceloso
anclada en todos los náufragos,     lar de pájaros y lobos
que la conciencia ilumina.     Palabras, yerros y logros
van brotando y aún fenecen     en inacabable chorro.
Manan del lar de los idus,     igual que nacemos todos.

Cordilleras de preguntas,     mares de deudas sin ojos
asedian las multitudes     cuales desnortados bóvidos.
Veo arroyos de veneno     manar montes de despojos
y archipiélagos de plásticos     que hollan lo sagrado y lo hondo,
allí donde estuvo el nido     en que germinaba el óvulo.

Hagámonos un favor,     pues ya que somos, no somos,
manos a la masa estamos     de harinas hasta los codos.
Compartamos las haciendas     de amasar para los hornos
y a cosechar las hornadas     de este pan tierno y sabroso,
la siega de nuestras mieses     vengan en granos o en montos,
las historias de abedules,     las rabias del tiempo corto
que aciertan los porvenires     y auguran quizá un fin hosco.

Pergeñemos nuestras arras     en este corral de sordos.
Veo desfiles de fantasmas,     arroces de grano flojo
y lazos de vaquerío     perseguidos por escrotos
que pretenden las muñecas     enjoyadas de eras y oros,
que al final rueden sin precio:     ¡hemos de ir todos al orco!

Preguntas de un don Cobarde     que habla por ojos de un loco
porque miró y piensa, cuenta     aquello que hoy callan pocos:
¿Está el conejo en la brasa?     Quizá, lo veremos pronto.
Ahora es noche, ¿vendrá el día?     ¿Qué pasará con nosotros?...


José Luis Macías Rico
Calamonteño nacido en 1955, ha vivido en muy distintos lugares de Extremadura (Calamonte, Almendralejo, Cáceres), Castilla León (Palencia, Valladolid) y Andalucía (Isla Cristina). Maestro de Educación Primaria y Coordinador de Educación Compensatoria, es licenciado en Geografía e Historia por la Universidad de Sevilla. Actualmente reside en Fuenteheridos (Huelva), está jubilado y tiene dos hijos. Ha publicado el cuento Un Guernika de pueblo en El fantasma de la Glorieta (Huelva Información, 1984), y diversos poemas en las revistas La Esquina y Crecida (Ayamonte), La Luna (Mérida), Poetas noveles, de la Asociación Generación del 27 (Málaga), Sin Embargo (Sevilla) y en la Diputación Provincial de Huelva. Es autor de cuatro libros de poesía: Otras vías que el diablo arguye, sabio (2008), Flor de Pedradas Lunares (2017), De frutas, virutas y cicutas. Antojolía (en prensa) y Son sonetos y Sonsonete. Además, ha publicado obras sobre Pedagogía: El Parque Arias Montano de Aracena (1990), El Preescolar en casa en la provincia de Huelva (Mención Especial en los Premios Guichot de Investigación Educativa, 1991), y Fuenteheridos. Guía de senderos y naturaleza (2016); sobre Historia: Fuenteheridos a comienzos del siglo XX. En el centenario de la construcción de la Fuente de los Doce Caños (2003); y sobre Cultura tradicional: Diccionario de las palabras de mi infancia. Calamonte, años 50 y 60 (2003), Al estribillo, al estribillo (2016) y Arroyo Claro (2019); y una docena de trabajos de investigación, entre los que destacan Construir sobre las ruinas I, II y III (Periódico Huelva Información, 1994) y Huella de la literatura culta en el haber de la gente sencilla (Revista Saber Popular nº36, 2017). Tercer Premio (ex aequo) del V Concurso Internacional “Litteratura” de Poesía.

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