lunes, 11 de noviembre de 2024

La abandonada vía del recuerdo......Jesús Pico Rebollo*

Segundo Premio del V Concurso Internacional Litteratura de Poesía

A Pedro Gómez, poeta en círculos de viento

                  Para que yo me llame Ángel González,
                  para que mi ser pese sobre el suelo,
                  fue necesario un ancho espacio
                  y un largo tiempo:

ÁNGEL GONZÁLEZ, Para que yo me llame Ángel González

                                                […] Rectas galerías
Foto: Abandoned World (facebook.com)
                                                que se curvan en círculos secretos
                                                al cabo de los años. Parapetos
                                                que ha agrietado la usura de los días.

JORGE LUIS BORGES, El laberinto  


Yo, que no me llamo Ángel, ni barro, ni Federico,
que he muerto tantas veces asesinado
por el mar y los vencedores sin convicción,
que he dormido un rato, un minuto, un siglo
vagamente tendido a la sombra de soles
que maduran los versos agraces del verano
y he bebido en las fuentes de mi tierra junto al Duero;
que he paseado entre majuelos, choperas y pinares,
he pateado ciudades con lento olor a brea
en el aire estancado de la noche y los cines
y leo todavía a los poetas buenos,
he dejado mi historia en los fatigados secanos
y en las piedras grabadas con círculos de viento.

Yo, que quise llegar al mar como otros ríos, como llega la oración al cielo,
que voy perdiendo memoria como quien pierde un territorio
y me aferro a los recuerdos de una vida
que acaso no he vivido, a una patria que otros tuvieron,
a unos versos que pudiera haber escrito
cuando fui mortal y fui poeta, yo que voy perdiendo amigos,
compañeros y recuerdos —también los voy ganando pues apuro
los días y las redes que me quedan—,
que releo cada noche algún poema y aún descubro otros muchos
cada aurora, que me duelen los muertos que no he sido,
algunos tan queridos y cercanos que beben mi dolor como si fuera
un néctar de cicuta coronado.

Yo, digo, que no tengo alas, pero vuelo desde el palomar de las cartas,
que hace ocho años estuve muerto y ando caminando entre los vivos
con el corazón herido y vulnerado bombeando la sangre lentamente,
que tomo cada día como un don, un regalo añadido a la esperanza,
y lo abro como el pan que me alimenta, y pongo en su interior
la sangre vieja que corre por mis venas todavía,
yo que he sentido la dicha, felicidad, de tu breve sol esquivo
y el dolor, soportable tras el llanto vertido,
es ya un amigo antiguo cuajado de soledad y nostalgia,
una cicatriz que espera sobre el cuerpo en barbecho,
un milagro también o el rayo que no cesa.

Yo, que conmemoro las efemérides de los tristes,
la alegría engañosa de todos los vencidos,
celebro dos aniversarios cada año y olvido las fechas importantes,
le he pedido a la tierra, al polvo que nos cubre,
un día más de aliento —estoy preparado, confieso que he vivido
y he intentado contarla— porque aún espero el verso,
el singular epitafio, que me salve del mundo.
Y trituro hojarascas, los círculos concéntricos de estos recios
secuoyas del pasado —¡qué pequeño mi cuerpo!,
¡qué mínimos mis labios!, ¡qué sed!, ¡qué desamparo!—.

Le he pedido a la vida estos días prestados que pago con mi sangre,
imploro ahora el espacio que tanto me ha negado,
ahora que no importa ya lo que he perdido.
Estos días usados serán polvo, olvido serán, cenizas.
No dejarán vestigios de nidos y crepúsculos.
Estas palabras que sueño nunca se habrán escrito.

Y quedaran los pájaros cantando —ellos tienen alas—
y ya no contará mis años el verano,
y octubre vendrá con sus racimos.
Los días, parapetos quebrados, serán días para otros.
Yo habré pagado ya con la humilde moneda de unos versos
y las alas rosadas de los besos el don y la condena,
la memoria y el hábito, el interés y la usura.

Ahora escribo en la esquina del aire
este último poema y miro ya sin ojos
el terrible vacío que deja 
en la abandonada vía del recuerdo
el paso de los trenes. 


Jesús Pico Rebollo
Nació en Sardón de Duero (Valladolid) en 1956, y reside en Sabadell. Tiene estudios de Maestría Industrial. Publicó sus primeros versos en el Diario Regional de Valladolid, y en la Casa de Cervantes de esta ciudad dio su primer recital poético a los 18 años, en las famosas Mañanas de la Biblioteca. Ha publicado los libros de poemas Orto (Lofornis, 1979), De donde nace el viento (Eds. J. Curiel, 1989), Orento (VL, 2015), De decires y alondras (Onix, 2017), Los nombres del agua (Premio Amantes de Teruel, Ayuntamiento de Teruel, 2020) y Continuidad de la luz (Silva Editorial, 2022). Ha participado en varias antologías, entre las que destacan: Veus i poemes (1989), Poetes a mar obert (1992), Vilapoética (2011), Amanecer Poético (Círculo de Castilla y León, 2013 y 2014), Orola de Vivencias (2008, 2014 a 24), IV, V y VI Día Internacional de la Poesía de Segovia (2013, 14 y 15), Relatos breves Tagus (2015), Umbral de Valladolid (2018), Uno de nosotros (Tarragona, 2021), El sol que mece los versos (Cornellà, 2022) y XIII Certamen de Teatro Dramaturgo José Moreno Arenas (2022). En los últimos años ha obtenido medio centenar de premios literarios, entre ellos: II Premio Orola de Vivencias (Madrid, 2008), I Certamen de Narrativa Corta LVDLPEI (Bilbao, 2009), XIV Certamen Amanecer Poético del Círculo de Castilla y León (Barcelona, 2011), I y III Concursos Litteratura de Poesía (2013 y 2018), XXXIX Certamen Provincial de Justas Poéticas (Valladolid, 2016), IX Certamen de Poesía Ángel García López (Rota, 2018), V Certamen Internacional Trilce de Poesía (Sídney, 2020), XIII Certamen de Teatro Breve José Moreno Arenas (Albolote, 2021), XXXIV Certamen de Poesía Blas Infante (Cornellà, 2023), XLIII Certamen de Poesía Pluma de Oro (Alcorcón, 2023) y XXI Premio Internacional de Poesía Jaime Gil de Biedma (Nava de la Asunción, 2024). Ganó (ex aequo) el Tercer Premio del IV Concurso Litteratura de Relato, y el Segundo Premio del II y V Concursos Litteratura de Poesía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...