Ganador del V Concurso Internacional "Litteratura" de Poesía
Andamios
Los
albañiles, al comenzar un edificio,
tienen
cuidado de probar los andamios,
ajustan
tablas, escaleras, juntas y tornillos.
Todo eso se destruye
cuando
está hecho el trabajo.
Y
deja ver, tan sólo, fuertes paredes
de
testaruda piedra.
Normalmente,
querida,
los
viejos puentes caen y los amantes
sobreviven,
confiados
de
que han construido sólidas murallas.
Lo
trágico es que, a veces,
se
quedan atrapados, para siempre,
Posesiones
(A la manera de Luis Vaz de Camões)
¿Cómo
encontrar el fuego si no hay fuego?
¿Cómo
aliviar la rabia si la rabia
muerde
la piel y con su lengua sabia
se
repliega en los páramos del ego?
¿Cómo
burlar la noria de la angustia
si
el deseo seduce a la razón
pero
la carne es sólo una ilusión
que
se ensombrece en la mirada mustia?
¿Qué
me queda del viento cuando el viento
no
despeina mi ser y el sobresalto
de
su furia no tiene ya sentido?
¿Cómo
poder curar el desaliento
si
la única señal desde lo alto
es
un ave que vuela hacia el olvido?
Ya
no
«Tu
amor ya no me cura»,
dices,
y son tus lágrimas
un
infranqueable puente
entre
mi angustia y tú.
«Ya
no persigo en ti
las
verdades del mundo,
ni
los misterios sacros ni la paz.»
Enjugo
tus mejillas, te oigo, tiemblo.
«Ya
no quiero que espantes
las
sombras de mi casa,
ni
parirte una hija
cuyo
nombre te asuste.
He
estado mucho tiempo
detenida
en un sitio
donde
los bellos sueños se marchitan
y
es todo incertidumbre.
Lo
que viste
estos
últimos meses fue una máscara.
Ya
no deseo fingir.
Ya
no.
Ya
no.»
Abro
los brazos.
Te
miro alejarte.
Ensayo
un gesto para retenerte,
mas
lo aguanto y murmuro:
«Ya
no. Ya no. Ya no».
Jesús David Curbelo |
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