La
quietud del misterio es acechada por la vida
como la conocemos.
Nuestra
atracción es inmedible, no existe, sólo
palpita.
En
la emoción no hay moral.
El
amor es eterno, pero nosotros desaparecemos.
Queda
la vida, la que sigue
la
que avanza a la velocidad de la oscuridad.
La moral tal vez está reñida con los instintos más básicos, supervivencia y amor.
ResponderEliminarUn abrazo
¡Ah, la eterna lucha entre la pasión, las emociones y la razón (la moral)!!!
EliminarUn fuerte abrazo, Albada