Finalista del III Concurso Litteratura de Poesía
Pasado y presente se unen por un segundo.
Ayer y hoy forman un solo tiempo,
comparten un mismo espacio.
cada
vez más sólida
en aquel gélido ambiente,
mientras cruzo la habitación distraído,
como tantas otras veces.
en aquel gélido ambiente,
mientras cruzo la habitación distraído,
como tantas otras veces.
Pasan
varios minutos hasta darme cuenta
de que doy vueltas en el mismo espacio vacío,
ensordecido por el lejano eco de tus pasos,
que poco a poco crece en intensidad
de que doy vueltas en el mismo espacio vacío,
ensordecido por el lejano eco de tus pasos,
que poco a poco crece en intensidad
hasta
volverse insoportable.
Las
paredes enmohecidas de esta casa
encierran recuerdos de mi
niñez.
Memorias que se antojan turbias y distantes,
y dificultan alcanzar el sosiego que vine buscando.
Memorias que se antojan turbias y distantes,
y dificultan alcanzar el sosiego que vine buscando.
Los
majestuosos techos
susurran a voces canciones infantiles
que me trasladan a las tardes de verano,
a juegos despreocupados,
susurran a voces canciones infantiles
que me trasladan a las tardes de verano,
a juegos despreocupados,
El
viento helado se cuela a través de las grietas
de los ancianos muros que sostienen mi fantasía,
de los ancianos muros que sostienen mi fantasía,
mientras
con devoción contemplo el arte que, tímido,
se
filtra por las vidrieras en forma de atardecer.
Vivos
colores que tantas veces me cautivaron
y que ahora, a pesar de su innegable belleza,
y que ahora, a pesar de su innegable belleza,
traduzco
con sincera tristeza en el final de una era,
que aquí, de pie repasando mi vida,
que aquí, de pie repasando mi vida,
se
me antoja que ha sido demasiado corta.
Una
enredadera cruza juguetona el salón,
rompiendo mi ensoñación y consiguiendo
rompiendo mi ensoñación y consiguiendo
que
mis ojos se claven en el sinuoso avanzar
de la verde invasora,
que recorre los azulejos de colmena del piso
haciéndome de nuevo rememorar…
de la verde invasora,
que recorre los azulejos de colmena del piso
haciéndome de nuevo rememorar…
Colmenas
del pasado que despiertan
un
cálido escalofrío desde la nuca,
un humeante relámpago que empasta dos realidades.
un humeante relámpago que empasta dos realidades.
Pasado y presente se unen por un segundo.
Ayer y hoy forman un solo tiempo,
comparten un mismo espacio.
Por
un segundo el reloj se paró,
marcando las horas inmóvil,
dándome tiempo para instruirme en el arte de la vida
con un solo movimiento de su pequeña manecilla…
marcando las horas inmóvil,
dándome tiempo para instruirme en el arte de la vida
con un solo movimiento de su pequeña manecilla…
Natalia López Lago |
* Nacida
en A Coruña en 1986. Con formación universitaria en empresariales y
especializada en marketing, ejerce como gestora de cuentas para una
multinacional. Heredó la pasión por el arte, la literatura y la
enseñanza de su padre, pintor amateur, y su abuela, maestra durante
la posguerra. Descubrió su vocación por la escritura, en especial
la poesía, a los 12 años, gracias a una tarea propuesta en la
escuela, y no dejó de escribir desde ese mismo día. Su inspiración
se centra en la vida diaria, las dificultades que ha tenido que pasar
y los apoyos incondicionales que le han servido de guía a lo largo
de los años. Ha realizado numerosas formaciones en ventas y
redactado manuales formativos para empresas independientes, pero ésta
la primera ocasión en la que muestra públicamente un poema, con
el que ha quedado Finalista del III
Premio Litteratura de Poesía.
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