sábado, 16 de noviembre de 2013

Voces y voces y voces......Ur Olivero

Para L. D.

Hace una montaña de años que me persiguen un montón de voces. Algunas no son tan tiranas y me dejan seguir con mis cosas y no me desorientan, pero otras... Otras son muy puñeteras y fastidian y son voces que, quiera o no considerarlo así, son molestas y me oprimen.
¿Que si tengo sueños? No sé cómo llamarlos, pero no sé si ponerles ese nombre. Ese nombre es demasiado bonito y tibio para señalarlos. Hay látigos y látigos, eh, eso que quede claro.
El otro día conversaba con S y me decía que liberara todos esos demonios que no me dejan la vida en paz, que no les tuviera miedo y los enfrentara.
“De frente, che, sin ningún miedo, cara a cara.”
¿Tenía razón? ¿No la tenía?... No lo sé, pero me dejó basculando en mis cosas y pergeñando en aristas varias. Qué jodida romana esa la de pesar y pesar y sopesar. Y me dije: ¿Por qué no mandarlas a todas esas voces al carajo ? Bueno, ahora no quiero ponerme tan negativo, pero puede que el nido de la culpa de todo esté allí en Playa Manteca, o un poco antes, no lo sé bien.
Un poco antes de la frontera porosa, que dice el narrador de esa novela que gana merecidos quilates entre lectores y críticos y traductores.
¿Un poco antes? ¿Dónde?... Porque una cosa es tener más o menos un hilo matriz para guiarte, pero a un hilo como posible fuente se le pueden rastrear otras fuentes no tan visibles, y ya se sabe, uno tiende a pensar que lo que no se ve… como que no está o no se siente, pero por ahí no rueda el carrete.
Estábamos en el Horiginal, al lado del CCCB. Fuimos a ver a Mauricio, porque hacía una semana que había llegado de la isla y quería que me pusiera un poco al día de qué tal se respiraba en estos tiempos, con todas esas leyes y supuestas retiradas de prohibiciones que han salido ahora nuevas.
Mauricio vino con un batallón de moscas detrás de las orejas. Que aquello estaba peor que cuando lo dejó en el 94. ¡Qué año ése, Dios! El buen banquete que se habrán dado los tiburones del Estrecho en ese caótico año.
Me pedí una copa de vino blanco, bien fresquito porque hacía calor, y más tarde tenía que ir a ver a la pelirroja. A Lorna la llamo así.
“Y la gente para olvidar… La gente está hecha mierda, compa. Beben y beben y beben y así van aguantando el vendaval de los hermanos comunistas”, terció Mauricio.
Yo lo sabía y Mauricio sabía que yo lo sabía. S me miró y lo caló como diciéndole "Oye, no se pongan en ese plan porque me largo, ¡eh! Que los conozco bien…"
Capté el astillero de ideas de Mauricio. El hermano es ahora el presidente y lleva el timón y de ahí nada se mueve que no pase por su famoso Partido del Comité Central. Así que puede volver todo el que quiera… Pero no, esa ley estaba llena de abejas-trampas. Todo el que quiera no. El monte no está tan despejado aunque lo pueda parecer.
Al poco llegó Sándor y no traía muy buena cara. Le denegaban la entrada a la isla. Vino de visita, pero como se quedó y no volvió a los tres meses cuando debía, pues ya se pueden imaginar el resto del percal.
Se cagó en la madre de todos los dirigentes de allá y dijo que pondría una bomba en el consulado de Passeig de Gràcia, aunque se salara para el resto de su vida dentro de una prisión.
Le comenté que no soplara esas velas y que se serenara, que tuviera paciencia porque con un poco de paciencia… Pero no, me asaltó otra voz en ese instante y me preguntó: "¿Se corresponden tus palabras con lo que realmente piensas de cómo se navega por aquellos mares?"
Tengo ese problema, las malditas y venenosas voces esas que, un día sí y otro también, no me dejan dormir tranquilo, y busco y busco sus posibles orígenes (imagino que tienen más de uno), y no acabo de atraparlos para espantarlas y que me dejen de incordiar.
Puede ser que S tuviera razón, pero… ¿Bastará con que las libere? ¿Bastará con que las aleje de mi cabeza? ¿Y si tienen ahí un criadero de alacranes, qué pasa? ¿Me aficiono a los libros de autoayuda entonces? 

2 comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...