Finalista del V Concurso Internacional “Litteratura” de Poesía
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Foto: Francis Meslet, La biblioteca olvidada |
No
te preocupes, esto es algo común.
Es
común que a aquellas casas más viejas
se
les caiga el tejado que les guarda
el
candor de vida y se vuelvan piedra.
Yo
conozco dos. Una es la del valle,
encajonada
entre silvas y hiedra.
Como
hilos de una rueca de moira
anunciados
por el olor a niebla,
tejen
con vida una realidad muerta.
Te
advierten, humano, que no vuelvas.
La
otra, su hermana, se halla en lo alto
El
viejo y estrecho camino que las une
tiene
raíces hondas en la tierra.
Por
siempre ha estado allí, desde el principio,
y
aun así, poca gente lo atraviesa.
¿Es
camino el que no se transita?
Es como la memoria en la niebla.
La
casa alta es de piedra granítica.
Sus
muros guardan lo que no se cuenta.
El
tejado sigue allí, como eterno.
Nadie
puede salir, nadie regresa.
Inexpugnable,
guarda los tesoros
que
nos hacen personas. Los que fuera,
al
tocar el aire, mueren marchitos.
Que
son sólo eso, brisa de hierba.
Bueno
sería dejarlos tranquilos.
Una
puerta cerrada es la que es puerta.
Las
otras son hueco, vacío, nada.
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