ahora quién le dice que permanezca
con los ojos hundidos en el deseo.
Papá hace sus actos de magia sobre la bandeja
limpia, seca,
y se olvida a sí mismo.
Ahora que precisa el reclamo,
quién le dice que nos sabemos de memoria
ese truco de caer panza arriba,
inconformes.
Fingimos no oír,
es menester atragantarse el silencio,
presenciar cómo el sonido de la masticación
Mamá ha olvidado revolverse el estómago,
colocar los ingredientes
que un día le hicieron pujar la sonrisa.
Quién se atreve a gritarle que permanezca dócil.
Quién se hará cargo de anunciar su permanencia
frente a la mesa vacía,
por si,
cómo un milagro,
explota ante sus ojos la abundancia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario