Foto: Un amanecer en el mar con estrellas (www.freepik.es) |
el cielo solitario de una danza ajena
anegando la marea de los ojos,
rompiendo cada eco de odio
contra el hueso de la esperanza;
a veces, un pensamiento que drena sabiduría,
licúa siglos de materia gris,
olvidada en la ceniza para renacer como fuego de
oro
que funda y apuntala un momento de la vida;
a veces, un escuadrón de nostalgias
avanzando hacia el pasado
a través de pantanos y derrotas,
de conquistas hundidas en la felicidad,
A veces somos un mundo, distintos mundos
que entrechocan sus deseos giratorios,
su gravedad, encadenada a las costillas de algún sueño,
una fiesta que late como el único corazón viviente
y estalla en los pétalos de una invencible primavera.
A veces el mundo, distintos mundos
golpean a la puerta de nuestra cara
cambiando el cerebro de posición,
las costumbres de dueño,
el amor de sábanas, hasta que las estrellas
que amamanta el universo
pueblan de vida el descascarado y húmedo cieloraso
de la esperanza
que como telón de fondo
mece el viento de cada amanecer.
Es que lo de vivir, siendo tan simple, es complicado a veces. Un buen poema, y que nos hace reflexionar.
ResponderEliminarUn abrazo
Sí, un gran poema de Marcelo que ilustra a la perfección lo maravillosa y, a la vez, lo melancólica, dolorosa y cambiante que puede llegar a resultar nuestra existencia. ¡¡Muchas gracias de parte del autor, Albada!!! Un fuerte abrazo
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