Foto: Arnau Alemany, Edificio con árbol |
Aquí se ponen a criticar ahora unos cuantos que no han vivido los
tiempos que nos tocó a nosotros, así que ya se pueden ustedes figurar. No, si
yo le digo que cuando la gente no tiene con qué entretenerse para mantener viva
la sin hueso, pues se ponen a chanchullar lo que sea, que ya le digo que me
gustaría verlos fajados por sobrevivir cuando aquí Machado y Batista tenían
toda esta isla vendida a los mandamases de los Estados Unidos, me gustaría
verlo.
Hace poco vino mi nieto con su mujer y su vejigo a vernos y no se pueden
imaginar ustedes lo contentos que nos pusimos. Nos sentamos debajo de aquella
mata de ceiba que hay al lado del río y ahí nos pusimos conversa que te
conversa y así, mirándome a los mismos ojos me pregunta, Abuelo, ¿tú crees como
otra gente por acá que yo fui un traidor? Y le intento sonsacar que quién le
dice esas boberías, que lo dijera en mi cara para mandarlo a freír tusas, que
no, que unos de por ahí de donde es el padre. Figúrese lo que son las cosas.
Que no se preocupe de lo que la gente chismorrea o deja de chismorrear, él se
fue porque hizo como el árbol ese que por allá tiene muchas raíces por fuera y
quiere tapar todo el horizonte con esa copa tan ancha, me estuvo contando y vi
que se parecía a las ceibas de acá, que se fue para tratar de encontrar un
trabajo y mejorar, y mire cómo viene con su señora y nos traen al muchacho, que
ya andaba el muy bandido, y le prometí que cuando vinieran de nuevo nos iríamos
a pescar por ahí por Felton, y que me trajera una linterna,
“Te la mando, abuelo, te la mando”,
“Muchacho, no te preocupes, cuando ya puedan venir otra vez me la traen”.
Es que yo algunos domingos voy a las misas que hacen en Marcané y la que
tenemos ya no da para más, ¡es que tiene sus años la linterna esa! ¿Usté sabe
que yo aprendí a firmar mi nombre en la campaña del sesenta y dos, con los
maestros esos que mandaban a todos los rincones de la isla donde había mucha
gente que no sabía ni deletrear su nombre? Pues así fue. Ya se puede imaginar
cómo estaría esto cuando los presidentes de turno de acá estaban siempre al
servicio de los poderosos, que empleaban sobre todo mucha mano de obra barata y
la salú no existía, si no tenías plata para pagarla, ya podías morirte en una
esquina que nadie se ocupaba de ti.
Yo nací en el año 16, así que yo sé bien de lo que le estoy hablando.
Otras cosas no sabré, pero siempre pelié por los míos y trataba siempre de que
no les faltara un plato de bungos, algo, cualquier cosita para comer por poca
que fuera.
Ellos han querido que yo haga un viaje, pero ya les dije que no se
preocupen, que me hiciera el pasaporte y que me pagaban el pasaje y así veía el
país grandote ese en el que viven, el caso es que yo no tengo años para esas
caminatas ya, que si fuera un poco más joven… Ni sé, a lo mejor sí que me doy una
vuelta y así veo esas matas grandes que se parecen a las ceibas, dice su mujer
que son un primor. ¿Sabe lo que yo creo? Que cuando se tiene un trocito de
tierra para trabajar y un techo seguro, nadie se tiene por qué morir de hambre,
ahora que la educación de los muchachos tiene que empezar desde la misma casa,
desde abajo.
A veces nos sentamos Noelia y yo frente al televisor y vemos esos
documentales que ponen por el canal 5, y fíjese, nos cuesta creer que muchas
cosas están tan mal repartidas y que las propagandas y los anuncios engatusen a
tanta gente, haciéndoles creer algo que no es. Yo siempre le dije a Jorgito
cuando era un culicagao que al pájaro, si uno se fija bien y se detiene donde
debe, se le podía conocer por la cagada, nada más hay que fijarse un poquito
para que veas que sí. Él se fue de acá porque sintió que así tenía que ser. Él
estuvo preso en Dos Bahías por un asunto que, si se viene a ver, no era para
tanto.
Lo malo de acá es que hasta lo más mínimo se judicializa, por algo que
se puede encontrar una solución menos dañina, no puede ser que te metan en un sitio
como ese de Dos Bahías.
Esto aquí, como en todas partes, tiene sus cosas buenas y sus cosas que
se pueden criticar, pero yo creo que la intención del jefe no estuvo mal de
mantenerse ahí firme, porque lo único que quieren los americanos, lo que
siempre han querido, es que desde México hasta la tierra del Che sea todo
colonia, ellos tienen unos pesos fuertes y muchas armas y por eso se creen que
son invencibles, pero no, amigo mío, no porque todo se acaba un día. Un
suponer, hasta por allá por la casa del carajo, por allá por Vietnam quisieron
meter sus narizonas y el tiro les salió por la culata, y hasta en Angola se
metieron, pero nosotros mandamos gente de acá para echarles una manos a esos
negros, las armas, amigo, el poder de las armas que les hace creer que son más
fuertes, y la ignorancia, porque no me dirá que sin convicción se gana ninguna
guerra, el orgullo herido y las convicciones pueden llegar a donde no llegan
las balas de los cañones ni todas las balas del mundo. Que el que quiera me
acuse de iluso, pero yo pienso así.
Le pusieron un nombre muy bonito a mi bisnieto, es el nombre de un
escritor que a ellos les gusta, bueno, los nombres son importantes siempre.
“… ”
A mí me gustan los cuentos de Cardoso, ése era maestro de escuela y
tiene historias muy tristes, pero que son muy positivas para aprender y para no
tenerle miedo a lo que no hay que tenerle miedo. El hermano de Jorge, mi otro
nieto, hace tiempo que no sabemos nada ni por dónde andará. Nosotros sólo queremos
que se cuide, un día aparecerá, digo yo. Él se fue en el ochenta, cuando lo del
Mariel y nada más que ha mandado dos postales hará como cinco años. Nos
incomoda que sea tan botarate, pero él sabe que acá tiene su familia y que
nosotros nunca lo vamos a defraudar.
Jorge está más centrado ahora, porque cuando era un fiñe había que ver
en los líos en que se metía, eso de Dos Bahías lo pudo evitar, pero bueno, eso
ya pasó y lo importante es que ahora ya tiene su familia y por fin le van a hacer
su primera exposición y está que no duerme con eso.
Me trajo un cuadro y mire, no le voy a mentir, le dije que estábamos
contentos Noelia y yo, pero al cuadro ese yo no le encontraba ni pies ni
cabeza, se lo dije con buenas formas, como hay que decir las cosas, y se empezó
a reír y no me hizo ni caso y se reía. Luego me dijo que ese tipo de pintura se
llamaba paisajismo mágico y yo sólo le recordé que pintara todos los cuadros
que quisiera, pero que cuando volviera se pasara por una tienda y me consiguiera
la linterna esa, y que si me la traía con unas pilas, pues eso ya sería el
acabose, que no se olvidaría.
Por la noche asamos un puerco y vinieron mis dos hermanos con mis
cuñadas y mis sobrinos y se reían del cuadro que me trajo y hasta tuve que
ponerles en vereda, pero Jorge,
“No te preocupes, abuelo, con los años estos cuadros se cotizarán en el
mercado y podrán presumir que tienen en la familia a un Guzmán”, y se daba un
trago y también se reía.
Mire, les digo para que no se piensen ustedes que yo me estoy volviendo
mal de la cabeza, porque tengo mis años pero todavía me defiendo, ahí estaba
pintada una de esas matas de allá, que son muy anchas y las raíces se quieren
escapar para todos lados, figúrense, habían detrás de esos árboles gigantones
edificios con muchas ventanas y todas esas ventanas estaban pintadas de negro y
tenían una cruz como si no se pudieran abrir y las raíces eran como ríos, y yo
le pregunté que qué quería decir eso, porque algo quería decir, y va y me dice,
Abuelo, es que la madre naturaleza, como la maltratamos tanto, se nos está rebelando,
nos dice que paremos ya porque dentro de poco no quedará nada.
Bueno, yo entendí lo que entendí, me recordé que cuando nos íbamos por
ahí a dar una vuelta por el monte, siempre le decía que no teníamos que abusar
de ella porque después ese castigo se nos devuelve. Él tendría como nueve o
diez u once años cuando le decía esas cosas, y hasta llegué a pensar que ni se
acordaba de eso, así que me puse a trastocar cosas dentro de mí, y hasta
pensé en su hermano, por dónde andaría a esa hora, y que por qué no mandaba ni
tan siquiera una postal para decirnos algo, fíjese, yo encadenaba unas cosas
con otras, y en eso que viene mi hermano Cecilio y abre una botella de ron y
brindamos por toda la familia.
Nos acostamos como a eso de las tantas, como a las seis de la mañana, a
nosotros, a Nolo y mí no nos gusta acostarnos tan tarde, pero un día es un día
y, además, ya les quedaba poco para irse porque tienen que poner a mi nietecito
en la escuela, ay tú, y cómo le quería caer detrás a las palomas que veía por
el patio, a mí eso me hacía mucha gracia.
Lo de criticar lo decía porque los dimes y los diretes van y vienen, y
los que viven afuera de aquí por allá por Miami dicen que cuando vuelvan les
tienen que devolver no sé qué tierras, que se las quitaron cuando triunfó la
revolución y que por eso se tuvieron que ir, pero a esos yo no les creo nada,
uno ya tiene sus años para estarse creyendo cualquier cosa por mucho que
inventen o desinventen.
Aquí no todo está bien y eso lo sabemos, pero también iremos avanzando
poco a poco, porque han sido muchos los años en los que nos han mantenido con
la soga en el cuello y tratando de dejarnos sin aire para respirar.
“… ”
Fíjense lo que pasa con esa base que hay ahí en Guantánamo, desde 1901,
un siglo entero nos parece a nosotros acá en esta bendita isla demasiado tiempo,
y no hay manera de que los americanos entiendan que no tienen que andar
llenando otros países con sus bases militares para estar metiéndoles el miedo a
la gente en el cuerpo y que la gente de esos países hagan lo que ellos imponen,
pero nosotros no vamos a echar patrás de ninguna manera, eso se lo puedo
asegurar, yo por lo menos.
Ahora el presidente ese que hay nuevo dice que hará no sé qué, bueno,
habrá que ver si lo dejan maniobrar los republicanos, porque esos ya sabemos
del plato que comen, y ahora que digo plato me recuerdo que tengo que pasar por
casa de mi hermano para buscar unos tamales, que me dijo que le quedaron
sabrosísimos, y trataré de llamar de nuevo a Jorge.
Él sabe cómo están las comunicaciones acá y como oyó decir que hay un
ciclón por allá por Haití, pues quería saber. Está cerca, sí, eso dice la
televisión, pero no se sabe bien porque esos vientos de pronto andan por un
lado y se les gira la cabeza y enrumban por otro lado y se llevan todo lo que
sea por delante. Por aquí todos los años estamos en esos diretes y tenemos que
andar con mil ojos, pero nosotros nos preparamos para estar listos por si hay
que evacuar a la gente. Todos los años tenemos la misma matraquilla con eso,
pero ya no nos agarra de sorpresa.
Este martes ya me llamó y me dijo que me mandó la linterna, pero que
tendré que ir a buscarla a Mayarí porque como es un paquete tengo que firmar
no sé qué papeles. Ah, y le han comprado un cuadro de esos con esas matas que
pinta y ahora parece ser que en vez de pintarles ríos en las raíces, les pone
máscaras rojas, que vete a saber lo que querrá decir con eso, cuando venga de
nuevo se lo preguntaré.
Nolo está enferma desde ayer y eso no se lo quise decir para no
preocuparlo, porque es capaz de agarrar el primer vuelo y plantarse aquí. No
será nada, le digo, ya le busqué unos ramitos de romerillo para hacerle algo, y
ahora que miento esa planta me viene a la cabeza un cuento de Cardoso, que se
preguntaba que estarían haciendo las trenzas de Estela debajo de tanto
romerillo silvestre. Le sentará bien un cocimiento y se pondrá mejor.
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