Finalista del III Concurso Litteratura de Poesía
las cosas
encuentran su sentido.
No es mesa si no la llamamos como tal,
ni silla,
silla es.
Por eso a uno de cada mil niños muertos,
con la cara enterrada en la arena
o en el fango de una guerra,
nos gusta ponerle nombre.
Y lo llamamos Aylan por no llamarnos miserables.
Y lo llamamos Samuel por no llamarnos monstruos,
Y lo llamamos Samuel por no llamarnos monstruos,
y la llamamos Shimah para concienciarnos de que
seguimos siendo humanos.
Porque tras el escudo de un nombre,
seguimos siendo humanos.
Porque tras el escudo de un nombre,
un monstruo puede ser sólo un enfermo,
o unos asesinos una minoría social,
o una mayoría en el poder.
En el sentido de cada nombre
En el sentido de cada nombre
a cada cosa,
encontramos el sosiego.
Es por ello,
sólo por ello,
por ese sosiego,
que buscamos nombrar a lo innombrable;
como decir guerra
y no llenarnos la boca de sangre y ceniza;
como decir hambre
y no regurgitar nuestros pulmones;
como decir muerte y llamarla Aylan.
Y en la incertidumbre de la ausencia de nombre,
nos escudamos en números.
Nos encanta llamar Samuel o Shimah al primero,
para llamar Dos al segundo.
Pues no da pena si son mil,
la pena está en que tengan nombre.
Lloramos a los que conocemos,
pero en otras playas,
en otros fangos y
en otras guerras,
en otros mares ahogados,
mueren cientos que no lloramos.
Y se van,
para siempre,
sin que nos importe,
sin que los recordemos,
y si ni siquiera
saber sus nombres.
* Nacido en Valencia en 1983, su vida académica
transcurre en Motril, para posteriormente licenciarse en la especialidad de
Interpretación Textual en la Escuela Superior de Arte Dramático de Málaga. Durante
y después de su formación académica, ha realizado numerosas obras teatrales, entre
ellas destacan su interpretación de Hamm
en EndGame de Samuel Beckett, que
llegó a ser representada en el Instropolitana
Projekt de Bratislava, festival internacional de escuelas de Arte
Dramático; o el papel del Actor en Rosencrantz y Guildenstern han
muerto de Tom Stoppard. En 2009 realizó, junto con Chema Caballero,
la vídeo creación SUFRE, incluida
en el Festival de Cine de Málaga, y en 2011 publicó su primer libro, Sólo el principio. Tras fundar la compañía teatral APO Teatro, junto con Salvador Flores, emprendería los
proyectos La noche que
ilumina y El
Montaplatos, de Paloma Pedrero y Harold Pintter. Otra obra es Crónica, escrita y dirigida
por él, que formó parte del Festival Off de Teatro de Málaga en 2014. También escribe Rasca y
Grita para la compañía Mascararte Teatro, estrenada también en
este festival. En 2015 Crónica se representó en el teatro Echegaray, en la sección oficial del Festival de
Teatro de Málaga. Colabora como autor en El
curioso caso de... para Esphera Teatro. En los últimos tiempos, su
actividad se ha concentrado en el Microteatro Málaga, con piezas de muy buena
acogida como Con los
Terroristas, La Historia
Terminable, La hora del
ratón, Prometeo
Desencadenado o Sr.
Presidente. Asimismo, ha continuado su actividad en el Teatro Cánovas
de Málaga, con la obra infantil Los Guardianes de su compañía APO
Teatro; y con El Gran Crucero de David Mena, en la Sala B de dicho
teatro. Finalista del III Concurso Litteratura de Poesía.
José Luis Guerrero Fernández |
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