martes, 18 de diciembre de 2018

Peces......Jordi Vallès Lois*

Finalista del III Concurso Litteratura de Relato

Foto: www.tiendanimalia.es
Lo conocí en Juanera, en el bar de Matilda, ¿dónde si no? Corría el año noventa y uno… ¿Noventa y dos…? Noventa y dos, sí, porque recuerdo que comentó las ganas que tenía de volver a Barcelona, que llevaba ya casi diez años fuera, y que el follón de las olimpiadas le podía dar un buen momento. Ya ves. En Juanera llevaría poco, un par de meses. Muchos venían a aquel rincón del Caribe escapando de algo, buscando qué sé yo, lo que fuera, y se quedaban por Matilda. Él no, claro. Matilda era… Era de otra pasta, algo fuera de lo normal. Nadie sabía de dónde había llegado. La única pista, tampoco muy fiable, que teníamos era que de Uruguay no. La pista nos la dio Darío, así que no es que fuera como para poner la mano en el fuego.

martes, 11 de diciembre de 2018

Él y ella......Jessica Alejandra Restrepo*

Finalista del III Concurso Litteratura de Poesía

Foto: Naya Rivera
Él tenía su lunar en el lado izquierdo de la boca, arriba de sus labios,
como arrastrado por una lágrima.

Ella lo tenía en el lado derecho y, como por rebeldía de la naturaleza, en la
parte de abajo. 

Ya desde antes de conocerse, se buscaban, se necesitaban, se
imaginaban.  

Él con la timidez heredada de los desaciertos en la vida, 
con la prevención de todo aquel que se ha resistido al fuego que reposa
adentro.  
Va nombrándola con recelo, con la torpeza del que desconoce lo
irreverente  
y con la impaciencia del que tiene su primer amor.

Ella tenía la manía de controlarlo todo, quería sumergirse en sus ojos, 
conocer sus miedos, abrazarlos para hacerlos propios, quería de Él todo, 
conocer sus vicios y aniquilarlos como una flecha enfurecida contra el 
viento.  

martes, 4 de diciembre de 2018

Así fue......Margarita Josefa Borsella*

Finalista del III Concurso Litteratura de Relato

Foto: Pamukkale (Denizli)
2 de mayo del 2018, 3 de la tarde; llueve en Buenos Aires.

Un pasillo largo, casi interminable, de mayólicas centenarias muy pequeñas con arabescos en sobrerelieve de colores otoño me llevó hasta la cocina del López Hostel & Suite (un hostal en pleno barrio de Palermo), para hacerme un té de manzanas. Sí, tenía que ser de manzanas porque recordaba a esos días de lluvia pulverizada, entre la niebla de Estambul.
         (Por donde quisiera que fuese en esa ciudad, por el solo placer de beber en las pequeñas tacitas de vidrio cubiertas de metal apuntillado a veces de plata, a veces de bronce, o a veces simplemente de cobre, pedía un mix apple tea.)
         Puse a calentar el agua en la jarra eléctrica, mientras en la mesada de enfrente, en la pileta estaba lavando dos tazas una viejecita. Ya la había visto en otra oportunidad, transitando por el interminable pasillo de pequeñas mayólicas.
         Le pregunté:
         ¿Usted vive acá o está de paso por Buenos Aires?
         Ella respondió:
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