Ganador del II Concurso Litteratura de Poesía
I
Recuerdo tus manos como gacelas retorcidas
ante la plenitud
de mi selva de instintos,
el fruto empalagoso del desmembramiento de este
salvaje tronco
hecho de abismos y crines de alazán,
recuerdo las pisadas fuertes como guirnaldas de
cuero lacio
venidas a cuento entre retamaspuestas a dedo entre el vaivén de la noche
y las llamas. Recuerdo tu piel
recuerdo tus manos con anillos engarzados abrazando todos los besos,
la suave danza de la lluvia que ensayábamos por las tardes
envueltos en las mantas del amor sin techo
ajenos al rumor de las olas de los vuelos nómadas sin escala.
Recuerdo los árboles que me cobijaban mientras te veía partir
sin saber si volverías a mi nido de paja,
recuerdo mañanas derramadas en tu ausencia
extrayendo el mineral para mis tumbas de papel.
II
Recuerdo la mar dormida ante tus ojos hechos de
balaustradas
que sucumbieron en viejas iglesias,
el retablo de nuestro amor escondido entre lechos de hospitales
que ya ni existen. Añoro la lluvia golpeando con fuerza
mi camisa de seda de los domingos en misa,
tu pelo enredado entre los bordes
de la madera concéntrica
que no entiende de lamentos, sólo de tiempo.
Añoro tu sonrisa dibujada en la arena blanca quemada por el sol,
cauterizada mi llaga entre volantes
—no espero ya otra cosa que ir dejando mis migas
en tu huella, amor—.
Y recuerdo estrellas enanas percibidas entre tulipanes
de lirio en punta, adonde van esas tardes
no llegan ya los dardos precoces de la espera,
efímera quietud que se enroca entre primaveras
buscando por donde asirse ahora que me consumo.
Recuerdo las viejas fotografías en un blanco y negro
arañado
por la aguja cruel del tiempo,recuerdo tus manos con anillos engarzados abrazando todos los besos,
la suave danza de la lluvia que ensayábamos por las tardes
envueltos en las mantas del amor sin techo
ajenos al rumor de las olas de los vuelos nómadas sin escala.
Recuerdo los árboles que me cobijaban mientras te veía partir
sin saber si volverías a mi nido de paja,
recuerdo mañanas derramadas en tu ausencia
extrayendo el mineral para mis tumbas de papel.
II
Recuerdo las dulces palmeras alumbradas por el sol
vistiéndote de mediodía,
mechones como galgos aguerridos cayendo por mi
almohada
mientras la acera de la vida se torna juventud en
vena.
Recuerdo el lema de tu pecho encendido como las olas
en este mar de confesiones,
justo cuando regresa la resaca a lo largo
de la fría cresta de las noches,
recuerdo tu corazón áspero como el llanto de una sala
de espera
cayendo al suelo deshecho en pedazos,
túnel de viento para cuerpos enfermos
marea diurna de creencias ocultas.
Recuerdo tus manos como gacelas abrazando la placenta
de este bendito poema nacido entre mares,
convertido en pasto para elefantes
que rememoran montañas sin nieve.
Recuerdo las líneas de tus cartas de amor perfectamente
habitadas
por mínimos placeres a campo abierto,
piedras en el camino de este rebaño que recorre ya
ciudades vacías,
recuerdo el disfraz de borracho para las noches sin
luna
la daga que parte los sueños entre andenes invisibles
como invisible es el alma que inocente me deshace.
III
que sucumbieron en viejas iglesias,
el retablo de nuestro amor escondido entre lechos de hospitales
que ya ni existen. Añoro la lluvia golpeando con fuerza
mi camisa de seda de los domingos en misa,
tu pelo enredado entre los bordes
de la madera concéntrica
que no entiende de lamentos, sólo de tiempo.
Añoro tu sonrisa dibujada en la arena blanca quemada por el sol,
cauterizada mi llaga entre volantes
—no espero ya otra cosa que ir dejando mis migas
en tu huella, amor—.
Y recuerdo estrellas enanas percibidas entre tulipanes
de lirio en punta, adonde van esas tardes
no llegan ya los dardos precoces de la espera,
efímera quietud que se enroca entre primaveras
buscando por donde asirse ahora que me consumo.
Recuerdo el mal entrando a luchar con mis sentidos
en batalla desigual y precipitada,
el aliento frío de la boca que ya no puede besar como besaba
entre esperanzas como puñales, aprendo a conjugar el miedo
como quién poda un arbusto con cuidado
y rezo en verde
por la sagrada virtud de la rama que se tornó vieja.
Hombre de crecimiento lento
fui circunvalando por tu orilla
hasta sentirme como hogar sin trepadoras ni flores,
segundo plato de variadas y tenues primeras impresiones
paisaje urbano de fotografía amortizada en blanco y negro,
canto furtivo
de aquellas madrugadas silenciosas.
el aliento frío de la boca que ya no puede besar como besaba
entre esperanzas como puñales, aprendo a conjugar el miedo
como quién poda un arbusto con cuidado
y rezo en verde
por la sagrada virtud de la rama que se tornó vieja.
Hombre de crecimiento lento
fui circunvalando por tu orilla
hasta sentirme como hogar sin trepadoras ni flores,
segundo plato de variadas y tenues primeras impresiones
paisaje urbano de fotografía amortizada en blanco y negro,
canto furtivo
de aquellas madrugadas silenciosas.
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Boris Rozas |
* Nació en Buenos Aires (Argentina) en
1972. Licenciado en Filosofía y Letras por la
Universidad de
Valladolid, ciudad en la que reside. Sus libros publicados hasta la
fecha son: Bagajes del alma (2004), Lleno del mar (2005), Hemisferio Sur (2007), Huyendo de este jardín, me encontré con
el viento (2009), Ragtime (2012) e Invertebrados (2014). Su obra aparece ya en varias
Antologías, entre las que podemos destacar: “Poesía Española. Una Propuesta. De la
Generación del 68
a la del 2000” (2008), “La
Hora Sagrada. XIII
Encuentro de Poetas Iberoamericanos” (2010),
“Corazón de Cinco Esquinas. Junta de Castilla y León” (2010) y “Esta
ternura y estas manos libres” de Poesía Hispanoamericana, homenaje al
Centenario del natalicio de Julio Cortázar (2014). Ha obtenido, entre otros
destacados, el Primer Premio del Premio Internacional de Poesía Pilar Fernández
Labrador (2013), el Premio Sarmiento de Poesía 2007, Primer Premio del XXXIII
Certamen de Poesía Manuel Garrido Chamorro (2012), Accésit del Premio de Poesía
Ángel Miguel Pozanco (2007), Finalista del XXII Premio de Poesía Jaime Gil de
Biedma (2012), Finalista del XXV Premio de Poesía Jaime Gil de Biedma (2015),
Primer Premio de las XLII Justas Poéticas de Laguna de Duero (2013), Primer
Premio de Poesía del XVI Certamen Poético “Villa de Ermua” (2010), en dos
ocasiones Accésit del Premio Nacional Hernán Esquío de Poesía (2011 y 2012),
“Botijo de Plata” en las XLVI Justas Poéticas de Dueñas (2012), “Bautismo de
Recuerdo” auspiciado por el Ayuntamiento de Valladolid y la
Casa de José
Zorrilla, etc. Puedes seguirlo en su web: www.borisrozas.com. Es el
ganador del II Concurso
Litteratura de Poesía.
Uu excelente poema de Boris, a quien conocía por listados de finalistas y ganadores de justas poéticas. Merecido premio.
ResponderEliminarMuchas gracias de parte de Boris, Agustín Ramón!!!
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