De la pasta de los justos......Julia Tuliette

Foto: www.diariofemenino

Mi hijo está enamorado y yo también. Él se enfrenta a su primera historia y yo puede que a la última. La suya es una historia eterna, de siempre, y la mía lleva visos de no ser de este mundo, de no pertenecer a nada lógico y comprensible. Puedo entender sus desvaríos, su pena, su profunda congoja, pero nadie parece estar capacitado para entender mis razones, mi obsesión. Él descubre que puede amar, dolorosamente, y yo que puedo sublimar el amor también dolorosamente. Sus sentimientos y los míos navegan por rumbos distintos, aún siendo en esencia los mismos. Los suyos pertenecen al reino de lo físico, de lo humano, y los míos al reino de los anhelos eternos, de los reencuentros tardíos. Sus sentimientos afortunadamente no son objeto de burla, los míos rozan el estadio del más profundo ridículo. Él no lo sabe aún, yo sí sé hacia dónde me impulsaría concretar mi amor, y aún sabiéndolo, lo aceptaría como burla del destino, como destino finalmente. Pero mi cita con las Moiras, aún estando escrita en el cielo, parece pospuesta indefinidamente, como si una pieza del puzzle se hubiera perdido y no existiera parche alguno capaz de recomponerlo y acabarlo.
         Y tú tienes la clave y no la quieres usar, y me condenas a los más extraños desvaríos, al juego perverso y cruel de no creer, de no saber, de no intuir el camino que me llevaría no ya a renegar de ti, sino a fundirme en el último abrazo, la total rendición.

         Mi hijo no se recrea con esos juegos vanos. Su amor está hecho de la pasta de los justos, de los inocentes que aún creen merecer las bondades del mundo, la felicidad de la plenitud, el amor mismo. El mío, aún siendo justo e inocente, está condenado a demostrar que merece ser expresado, vivido. ¿Cuántas culpas he de pagar aún antes de volverte a ver? ¿Cuánto dolor habré de digerir antes de convertirme en tu princesa? ¿Cuánto tiempo ha de pasar antes de poder acallar mi rabia, mi desamparo?... Mi amor es un cariño de antes de esta guerra y dudo mucho que pueda salir inmune, justo e inocente, pero yo, al contrario que mi hijo, no me enfrento a mi primera historia y aceptaría el desencanto como parte integrante de ella, como parte integrante del amor mismo.